Hay mil maneras de vivir un Rocío. Tantas como personas peregrinan año tras año a la Ermita. Nos creemos semejantes o afines pero realmente cada uno tiene su motivo para recibir la llamada de la marisma. Agunos por devoción, otros por pasión y muchos por encontrarse y sentirse en familia, el Rocío es un camino de contrastes. De sonrisas y lágrimas, de alegría contenida y emoción desbordada, de recuerdos que no volverán y de momentos que alimentan un presente que no queremos que se escape.

Hay un Rocío en cada persona que se cuelga la medalla, se pone los botos y acompaña a su Simpecao. Hay una romería distinta cada año que renueva ese sentir que pocas veces se puede expresar con palabras. Hay una forma particular en cada uno de nosotros de entender lo que es el camino cuando estamos pisando. Y por ello dibujamos contrastes a cada paso: momentos duros, momentos de celebración, momentos de gala o momentos de recogimiento. Es la riqueza única que tiene el Rocío: que todo el mundo, sea de la condición que sea, puede llegar hasta la aldea…

Por ello damos espacio en clave de imagen a esos contrastes, porque cada flamenca vive el Rocío a su manera y lleva los volantes ciñendo su corte y su empaque a cada ocasión o gusto. Y es que la moda flamenca para ir en romería es un crisol de personalidades tan grande como lo es la unión de cada una de las hermandades filiales cuando llegan a la aldea…

Son los contrastes del camino que hoy os presentamos en esta primera parte y el próximo miércoles completaremos…

Créditos:

Dirección y fotografías: Cayetano Gómez.
Asistente: Javier Abad.
Diseños: María de Gracia, María José Blay, Sonia e Isabelle,
Cecilia Alcántara, Camacho Ríos y Ernesto Sillero.
Modelo: Soledad Bayón.