We Love Flamenco llegaba a su última jornada con un domingo bastante cambiado respecto a su anterior edición pero en el que, igualmente, la filosofía se mantuvo intacta: por una parte los jóvenes diseñadores que tienen muchísimo que decir en moda flamenca y, por otra, el sello clásico de algunas firmas que han sabido posicionarse a su manera en un determinado estilo. Veamos como fueron los 8 desfiles que cerraron la sexta edición de la pasarela:

Mercedes Dobenal, ‘A mis flamencas’. El costumbrismo ribereño que cada año nos trae desde Cantillana la familia Domínguez Bernal volvió a confirmar que otra visión de la moda para romerías es posible, que una bata clásica se presta a miles de diseños y que los talles altos, si se saben llevar, pueden ser muy favorecedores. Y si bien el camino es lo que mejor sienta a sus volantes, sus incursiones en la flamenca de Feria nos han dejado este año algunos diseños que también buscan el detalle y la artesanía como mejor aval.

Viviana Iorio y Nieves San Gregorio ‘Tango’. Desfile conjunto de trajes de Viviana y complementos de Nieves con tintes clásicos por parte de ambas en los que la flamenca se viste de pies a cabeza con ideas que plasman carácter y feminidad a partes iguales. Como detalle a señalar, la idea de plantar un estilismo completo en un solo color, ya sea rojo, negro o beige, puede funcionar mejor de lo esperado.

Ventura, ‘Mi refugio’. El que fuese tercer ganador de los nóveles de We Love Flamenco se ha convertido, por derecho propio, en el flamenco de todos los que ahora tienen este premio. Jonathan Sánchez probó suerte en moda flamenca tras currarse su carrera como bailaor y ahora, con la experiencia que te dan dos años en pasarela, empiezan a vislumbrarse las ideas de un diseñador que tiene mucho que mostrar y que ha hecho de su refugio sevillano una oda a la flamenca y a la elegancia entre volantes.

Juan Boleco, ‘Catarsis’. Decía el anuncio de la colección que quería sacarse todo lo que llevaba dentro… Esperemos que todavía quede mucho por expulsar, porque Juan Boleco está aplicando al lenguaje de la moda flamenca unas ideas, unos diseños y un concepto que se ligan a la perfección con la moda convencional, que solamente él está haciendo y que, por tercer año consecutivo, nos regala una colección que se paseará tranquilamente en el Top 5 de la temporada.

Mónica Méndez, ‘Vivir’. La diseñadora de Alcalá cumplió veinte años en la moda flamenca con una colección que confirma lo que ya vimos el año pasado: su regreso a las pasarelas nos está dando cada año una renovación de un estilo que se mantiene, que va a más, pero que se está abriendo a nuevas formas, diseños y hechuras que enriquecen una flamenca que sabe gustar y gustarse. Y ojo a algunos trajes que apuntan maneras de cara a futuras viralizaciones…

Belúlah, ‘Amapolas’. La firma jerezana, que llevaba unas temporadas centrada en novias e invitadas, regresaba a las pasarelas flamencas con su estilo intacto: siguen siendo fieles a la flamenca de su tierra, con cierta mezcla de gitanería y romería que se entrelaza con el negro más flamenco, los estampados de amapolas y las telas con mucha caída. Un repertorio con aire fresco que se crece en pasarela.

Javier Mojarro, ‘¡Qué heavy eres Juana!’. Si alguien te escribe para preguntarte si Soledad Bayón (la modelo que aparece a la izquierda sobre estas líneas) era un travesti o una mujer (no es coña, me ha pasado de verdad), quiere decir que Javier Mojarro lo ha hecho bien a la hora de captar la esencia del último Almodovar de los 80 o primeros noventa. Su flamenca bebía de Kika, de La Ley del Deseo, de los estilismos de las folclóricas en la época y de ese universo desenfadado y decadente que fue la movida madrileña. Porque si, los ochenta molan como inspiración, pero hasta ahora nadie se había atrevido darle a las flamencas ochenteras ese aire sórdido y canalla que se necesita cuando no te tomas tan en serio. Sublime.

Rosa Pedroche, ’15’. Mil rosas llenaron los diseños con los que los hermanos Pedroche celebraron los 15 años de la firma. Ya fuese en aplicaciones, estampadas o bordadas, las rosas fueron las protagonistas de una colección donde hay que hacer especial mención al rojo y al negro, a la elegancia o sensualidad de los cortes y a como la propuesta supo redondearse de principio a fin.