En el tren en el que se ha montado la moda flamenca hay quien viaja con billete, hay quién no se ha enterado de que acaba de pasar y hay quien sale corriendo detrás de él cuando avisan de que cierran puertas. Lina cogió hace años ese tren hasta el punto de que su desfile sería de los pocos que servirían para ilustrar la actualidad del traje de flamenca a quienes no estén muy metidos entre volantes (y no asustarles, claro). Porque, a pesar de lo que dice el nombre, la maison por excelencia del sector sabe contextualizar sus colecciones, sabe respetar la línea forma del traje de flamenca, sabe crear moda y sabe desfilar algo más que lunares y mantoncillos. Y como lo saben, se montan en el tren, pillan asiento cuádruple con mesa, deslizan el tablero y salen a ganar…

… Y aquí se ha venido a jugar… la Champions League. Es la sensación que llevo teniendo con Lina en los tres últimos años. Concretamente desde la nueva ubicación de la pasarela de SIMOF en el auditorio de Fibes. La apertura de su desfile, con un grupo de modelos apareciendo tras la pasarela y desfilando sobre ella echando afuera lo mucho que está por venir, es el comienzo más puro y más necesario tanto para Lina como para SIMOF. Y puede que este año el comienzo haya sido para una Elisabeth Reyes acompañada por modelos masculinos vestido de PuroEgo, pero el efecto es el mismo: Lina no sale a jugar, sale a ganar en la Champions League de la moda flamenca, y esa sensación muy pocos saben transmitirla a la primera.

Un contexto bien contextualizado. Por tradición, las colecciones de Lina ya se dividen en tres grupos que a veces interactuan entre ellos y otras aparecen perfectamente diferenciados, pero ahí se encuentra la Lina Esencial, la Lina que sabe llevar a su filosofía las tendencias actuales y la Lina que dibuja Rocío Montero a título personal. Todas ellas se van sucediendo en un desfile en el que la maestría de los volantes, la exquisita selección de tejidos, la mezcla de colores o el aire de moda pura se pone al servicio de unas modelos/flamencas que, por cierto, supieron entregarse en actitud.

Estilismo para recordar. Además de que en Lina todo esté cuidado al detalle previamente al desfile, a ello ayuda también el trabajo y coordinación de los estilismos, que ya llevan varias temporadas colocándose como uno de los a tener muy en cuenta de la temporada. Al trabajo de Benjamín Bulnes en complementos, se une también la caracterización de peluquería y maquillaje, que varió según las modelos y recordó, en todo momento, ese aire de high class, de desfile de maison, de moda en su concepto clásico. Y por cierto: un sí rotundo a los falsos recogidos para flamenca.

La Lina actual tiene ya su «nuevo clásico». Cuello caja, mangas con volante de capa y neja enteriza. Probablemente no les estemos contando nada nuevo, pero en Lina tienen tan perfeccionado este patrón que ya podríamos decir que esas tres ideas son las que vertebran su flamenca actual: en sus últimas colecciones siempre los hemos visto juntos o por separado, siempre nos han dado los mejores momentos y siempre han recreado esa flamenca que enamora. Partiendo de una línea flamenca atemporal, la firma maestra logra esbozar ese prototipo de mil maneras jugando con colores, texturas, estampados, colocación de volantes o cortes en el cuerpo, todo hecho para respaldar un idea que parece muy clara. Una forma particular de jugar con la moda, que no se ve repetitiva y que demuestran que tal vez sea un nuevo clásico, pero es el nuevo clásico de Lina.

Nuestra selección: nos quedamos con el traje verde y blanco de lunares, el estampado en rosa y negro o el estampado floral con lunares.

Lina tiene su tienda en Sevilla, Calle Lineros 7.
Contacto: lina@lina1960.com
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