De todas las historias que podría contar sobre las flamencas que han pisado el Real de la Feria de Sevilla, hoy voy a contaros una que creo que es necesaria, ejemplar y didáctica para reflejar la realidad actual de la moda flamenca.

Os voy a hablar de Mercedes. Ella es una mujer que desde hace años apuesta y es fiel a su cita con los volantes de Pedro Bejar, pero este año ha sido más especial si cabe, no solo por que la cita haya sido doble (con dos trajes de Bejar), sino porque uno de ellos pone a prueba y derriba muchos los mitos sobre la moda flamenca. Mercedes no es una chica joven saliendo de la adolescencia, no mide 1,80, no tiene medidas de maniquí, no abusa del botox ni del bisturí para retener el paso del tiempo ni tampoco exagera las posibilidades de la estética en un intento por retener el paso del tiempo. Es, sencillamente, una mujer de su edad que sabe vivirla. También es una apasionada de la moda flamenca, quienes tenemos un medio de comunicación dedicado a los volantes bien lo sabemos. Su pasión llega a tal punto de que la propia Mercedes es consecuente y apuesta por la creatividad en la moda flamenca, viniendo siempre a la Feria y estrenando un traje que la haga sentir única y especial. Pero el mérito de Mercedes no es solo por ser natural y no jugar a lo que no es, también lo es por atreverse y por derribar la idea de que hay trajes de flamenca que «solo le quedan bien a las modelos» como vemos a continuación:

Pensemos, por ejemplo, en este traje: lo desfiló en SIMOF su tocaya Mercedes Muñoz que, con su altura y magnetismo, lo vendía sobradamente en la pasarela. Cualquiera que estuviese presente en Fibes pensaría que «eso se lo puede poner Meme o una niña de 18 años«. Pues no. Se lo ha puesto (y adquirido) una mujer que disfruta la moda flamenca y lo lleva a su vestir, que ha entendido el mensaje de que si hacemos pasarela es para llevarlo al albero y que no hay que siempre caso a los convencionalismos ligados a la edad o a los arquetipos sociales y poniendo una sonrisa al ¿Por qué no?

Desfile Pedro Bejar en SIMOF 2019

Pues porque sí, porque la moda flamenca no tiene ni edad, ni cuerpo ni cara preestablecida y ojalá este ejemplo sirva para ver que para llevar un traje solo hace falta actitud, seguridad en una misma, pasión por la moda y… gente que sepa aconsejarte. Mujeres anónimas como Mercedes hay muchas, los diseñadores lo saben y saben como tratarlas pues, mientras las influencers copan los likes en instagram con trajes o estilismos fotocopiados entre sí, hay muchas mujeres de verdad y de cierta edad que son las que invierten, lucen y potencian esa moda flamenca que, por suerte, no se queda en la pasarela y pasa al Real.

Y esas, señores y señoras, esas son las verdaderas influencers, las que han entendido que tenemos un sector que es moda de verdad.