Alguien, que desfiló en la presentación que nos ocupa hoy, me dijo una vez «que no conocía a nadie que amase la moda flamenca más que tú» (refiriéndose a un servidor). Permítame corregir: yo si, amo la moda flamenca (de lo contrario no estaría aquí), pero hay alguien que la ama mucho más, una persona que ha transmitido ese conocimiento, pasión, cuidado y ganas de convertir unos volantes en nuestra Alta Costura (la pongo en cursiva porque os recuerdo que estamos en Andalucía, no en París) como nadie ha sabido hacerlo y del que todos deberíamos aprender, aunque solo fuese escuchando durante una hora. Les hablo de Pedro González: verle trabajar es una master class continua, como también lo es entrar en el taller de Lina. Poco o nada casual es que la firma madre esté dentro de un proyecto impulsado por uno de los veteranos más cualificados de la moda regional.
Qlamenco es la idea que resume el legado de Pedro González: una asociación hecha por y para visualizar la moda flamenca como lo que es, un sector económico donde artesanía, creatividad, trabajo, tradición y futuro van de la mano para engrandecer un estilo o una corriente que es nuestra y que nadie mejor que nosotros para defenderlo. En Qlamenco, de hecho, están representados casi todos los palos que componen la moda cuando hablamos de volantes. Hay veteranía, hay juventud, hay clasicismo, hay innovación y hay flamenco. Cinco puntas que dibujan una estrella sobre la que 17 diseñadores tienen el deber (y la responsabilidad) de mostrar de puertas afuera que el discurso ha cambiado, que ya no somos una panda de catetos y que aquí se trabaja de manera profesional. La misma con la que Pedro siempre ha trabajado y la mínima que se espera de quién pretenda vender su producto a precio exclusivo.
Queda mucho por hacer, de hecho no han hecho más que empezar, pero lo que vimos el pasado martes 4 de diciembre en el Hotel Colón de Sevilla es una buena declaración de intenciones: un desfile a la antigua usanza (rememorando el formato que seguían las grandes maisons a mediados del siglo XX), diecisiete salidas (una por diseñador) y un recorrido a distancia corta para apreciar de cerca el trabajo realizado. La impresión es que esta puesta de largo, tutorizada de acuerdo a los requisitos de la asociación, nos puso por delante unos diseños muy a la altura que bien podrían ser de la parte interesante de un desfile. Todos ellos, sin duda, eran espectaculares y lograron captar la atención de presentes y seguidores online (otros diseñadores inclusive). Ese efecto, por suerte, no es tan complicado si te dedicas a la moda: firmar una obra maestra en una sola pieza. Lo difícil viene después, porque lo difícil es aguantar el nivel cuando la propuesta se amplía en número. Ahí es donde habría que ver hasta donde llega el sello de Qlamenco, si esa Qalidad se queda solo para ocasiones especiales o si los diseñadores, de manera honesta, pretenden mantenerla todo el año y hacer ver a su clientela que ese es su día a día (y que esta les responda, ojo). Es entonces cuando esa excelencia llegará, una excelencia a la que le queda muchísimo camino por recorrer, pero al menos, desde Qlamenco, parece que la intención es de ir hacia adelante y conseguirlo (algún día).
Llegue o no, Uniqo Qlamenco nos trajo 17 propuestas que se une a otras presentaciones previas de cara a 2019 y que contribuye a hacernos una idea de lo que está por llegar.
Foto cabecera: Ernesto Castillo – Cedida por la Organización de Qlamenco
Bellísimo,y de una elegancia única.