¿Estamos ante unas de las mejores ediciones de SIMOF? Después de dos días eso parece. Y mirad que la cosa en principio pintaba relajada, pero no: todos los diseñadores (emprendedores, nóveles y profesionales) saben que ir a SIMOF a hacerlo bien no basta, que aquí tienes que hacer porque te recuerdes. Tanto es así que en estas primeras 48 horas de desfiles ha habido tan buenas propuestas que incluso cuesta decir cuáles serían las cinco mejores (por poner un ejemplo).
SIMOF 2020 está siendo para analizar al detalle como también lo fue el viernes que cumplió con su papel: la jornada más fuerte de la pasarela se consumó con una final de nóveles con el nivel bastante mejorado respecto a años anteriores mientras que la tarde fue una maratón de grandes colecciones a la altura de los grandes creativos que en ella desfilaron. Paso a paso, así lo vivimos:
Final Certamen de Nóveles. La que puede que sea una de las mejores finales en años (y por ende más reñidas) nos trajo varias colecciones en los que, al menos, se notaba preocupación real por parte de los nóveles de presentar trajes bien hechos y patronados. Detalles técnicos aparte, Carlos Checa se llevó el premio por una colección a medio camino entre Hollywood y el verano de los 70 que sabía leer muy bien las tendencias actuales. José Joaquín obtuvo la mención con su propuesta basada en una Doñana muy vistosa en pasarela.
Puede sonar a tópico, pero realmente ha sido uno de los años más difíciles ya que casi cualquier colección merecería haber ganado.
F de Frank, ‘Madamme’. Desde Marbella llegaba una de las propuestas que debutaban en SIMOF y, desde luego, supo abrir la tarde del viernes: Frank hizo una flamenca elegante en el que los tejidos y las texturas fueron los grandes protagonistas por lo bien que le sentaban a cada diseño: desde el cuadro de vichy al tweed pasando por los brillos, todo en su desfile tenía un punto chic que daba visibilidad a su creador.
Alonso Cozar, ‘Rocío’. La romería de los años 90 en estado puro, de manera genuina y con todos los ingredientes: tiras bordadas, pasacintas, lunares de varios colores, volantes o volumen al hombro, talles altos con volantes cayendo en pico y… una esencia tan genuina y tan bien llevada que recordaba perfectamente a ese Rocío que se popularizó en la ingente prensa del corazón de entonces.
Adelina Infante, ‘Dualismo’. Del negro al rojo, de un momento de flaqueza a volver a sonreír. Adelina Infante firma su mejor colección hasta la fecha con una flamenca con las ideas claras, las ideas evolucionadas, las combinaciones de color muy bien elegidas y varios diseños que, a las amantes de las mangas diferentes, seguro que les va a gustar.
Gil Ortiz, ‘El Grito’. El grito o el golpe de la pasarela. Gil Ortiz se olvida directamente del encosertado sistema de la moda, de las obligaciones que conlleva ser diseñador y tener un negocio y planta sobre la pasarela un sobresaliente discurso de volantes, técnica y crítica social a una moda que hace tiempo olvidó tener conciencia para ser todo complacencia. Una obra sublime que, quién entienda de verdad de moda, sabrá admirarla.
Carmen Raimundo, ‘Seducción’. Dos colores, mandarina y aguamarina, se repartían el peso de una colección que, como su nombre decía, jugaba con las formas, las transparencias, los escotes o incluso la sedosidad de los tejidos para conformar una flamenca de aires cálidos, en los que la diseñadora mantiene sus cuerpos entallados o algunas ideas, como las aplicaciones, pero de manera mucho más comedida.
José Raposo. Tener muy buen gusto y tener mucha visión de moda o estilo es lo que te permite sacar en SIMOF botas de agua, cubos, timón de barco como complementos, flúor mandando en la colección o una canción de Papa Levante abriendo el desfile. Raposo hizo su colección marinera y el resultado volvió a ser un prodigio de estilismo, creatividad y saber hacer las cosas sin salirse demasiado de la flamenca.
Ana Morón, ‘Luz’. Todos los ingredientes que conocemos de la flamenca de Ana Morón se dieron cita de nuevo con una colección en la que la diseñadora potenció especialmente el diseño de los tejidos, con estampados y tramas llamativas hasta el punto de que muchos cuerpos y faldas se veían más sencillas que en años anteriores. Eso sí, las mangas y los escotes se llevaban todo el protagonismo de una colección que al más mínimo detalle ya se identificaba con su creadora.
Verónica de la Vega, ‘Indestructible’. A su manera, con su estilo creado y consolidado, con el rosa flúor marcando la colección sin olvidar la presencia del rojo o el negro. A ellos se llevan unos diseños donde la sensualidad vuelve a definir la propuesta con los escotes perfectamente cuadrados, las aberturas o las transparencias muy medidas, los volúmenes en los hombros o con ese sello De la Vega que no necesita presentación y que sabe crecerse en pasarela.
Antonio Gutiérrez, ‘Souvenir’. Los homenajes de verdad y los que merece algo tan alegre y tan nuestro como es la flamenca deberían de ser como este Souvenir que Gutiérrez nos regaló: la flamenca de tablao saliendo de la estampa y desfilando, la Granada de azulejos azules y verdes, la folclórica de los televisores comunitarios. Una oda a un momento especial para alguien especial en el que Antonio demostró que todavía queda muchas ideas para crear on la flamenca clásica.
Javier García, ‘Santa Cruz’. Primero ‘Flores a ella’, luego ‘Pureza’ y ahora ‘Santa Cruz’. A Javier García el folclore y el imaginario le sienta como un guante, y muestra de ello es esta propuesta que sabe situarse entre lo clásico y lo moderno, pero mandando siempre la marcada personalidad de un diseñador que ha sabido hacer suyas algunas ideas (hay canasteros que llevan su nombre) o algunos colores sin los que no se entiende su flamenca.
Cristo Bañez, ‘Ahora’. Le vimos volver a la moda flamenca pero no a SIMOF, ¿Como sería un desfile así? Pues la respuesta la dio el mismo Cristo: partiendo de la estructura clásica de sus desfiles de hace 10 años, Bañez comenzó con su visión personal de la flamenca, continuó con el Rocío más creativo, pasó luego a la Romería clásica y finalizó con ese gran grupo de fiesta aflamencada que tan buenos finales le daba (y le da). Una propuesta que, por cierto, deja claro que Cristo es muy consciente del estado actual que vive la moda flamenca.