Si algo hemos aprendido del universo de Pedro Almodovar es que la actitud de sus actrices (o de sus chicas) se llevaban gran peso en sus películas. La idea puede estar ahí, el envoltorio puede ser atrayente, pero si quién nos lo tiene que hacer llegar no cumple con su parte, algo fallará. Javier Mojarro quería poner sobre la pasarela una resaca de la movida madrileña, una mañana de lunes post-Feria y un costumbrismo del último Almodovar en comedia que necesitaba, precisamente, de la complicidad de las modelos para exclamar el icónico «¡Qué heavy eres Juana!»

Que en un desfile, como en una película, esté todo atado y bien atado de principio a fin es algo que Javier Mojarro ya sabe y que siempre deja claro en sus colecciones: si el año pasado las modelos se pasearon por el ghetto, esta vez lo hacen por el barrio (valga la redundancia), camino de la plaza de abastos, buscando los avíos para el caldito de puchero que les recomponga el cuerpo… para seguir con la juerga en cuanto puedan. Así llegaban esas flamencas: cansadas pero con ganas de más. Para acentuar más todavía esa resaca que busca un nuevo comienzo de fiesta, en el desfile sonó un tema de Mamá ya lo sabe, un olvidado grupo de la movida valenciana (y cuya líder fue Cristina Tarrega), esa alternativa a la madrileña en el que se forjaron los fines de semana de 96 horas (de fiesta continuada). Hasta las Azúcar Moreno previas al ‘Bandido’ se dejaron caer en un pase donde la propia moda flamenca se contextualizaba en favor el conjunto: las temidas mangas al hombro, los talles fruncidos a la cadera, los estilismos ochenteros, los lazos con pasacintas, los brillos, el charol, los cuerpos de folclóricas encorsetadas o los estilismos para irse al Rocío de una reunión con bien de travestis y lesbian chic (María Jiménez approves this).

Todos ellos se sucedían en una propuesta donde el diseñador daba una nueva muestra de su creatividad irreverente, de su escaso miedo a arriesgarse y de que lo hortera es una maravilla absoluta si no hay miedo a ser hortera y se saben manejar los conceptos del kistch y el trash. Pero lo más importante: Javier Mojarro tiene unas nociones culturales que le permiten llevar o fusionar la moda flamenca con elementos que a los puristas no les parecerían apropiados y al final lo que consigue es una colección donde todo está tan bien coordinado (hasta el caos necesita de quien lo organice) y donde cada estilismo invita, precisamente, a cumplir con lo que se le pide: el irse de Feria.

En líneas generales: Javier Mojarro lleva a la flamenca hasta una de sus épocas más críticas (finales de los 80, primeros 90) para hacer una reconstrucción de la última movida madrileña o del Pedro Almodovar previo a ‘Tacones lejanos’ en el que el conjunto, ya empieza a vislumbrar un estilo de volantes marcado y cerrado.

Destacamos: no hay nada más hortera que el mismo miedo a ser hortera. Y en moda flamenca hay mucha hortera que no sabe que lo es y que se cree que el traje de flamenca debe renovarse con la misma sosez que cada tres meses lo hacen las tiendas de PuntRoma.

Nuestra selección: nos quedamos con el traje negro y morado, el conjunto con mangas de estampado leopardo y también el conjunto en dorado y negro.

Puedes seguir al diseñador en facebook o contactar con él en el siguiente número: 663193799.

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