¿Ha sido accidental o casual? Valioso sí, pero quién sabe si ha pasado por casualidad. La Serendipia dicta que, a veces, solo hay que quedarse sentado a esperar que algo pase, porque finalmente eso mismo va a pasar. Puede que haya sido un poco profético, puede que las circunstancias hayan sido favorables, pero sin duda alguna todo se ha puesto a favor de Luis Fernández para que su segunda colección como profesional lo haya lanzado directamente al selecto grupo de colecciones que deberían definir la actual temporada.

Entre las causalidades están la evolución lógica y vital que vive un diseñador, o la confianza de que su debut fue provechoso. Lo hemos visto en casos anteriores (que no vamos a enumerar pero sabéis cuales son): tras el premio y la prueba de fuego como profesional, es la segunda (o tercera en realidad) propuesta la que define de manera clara lo que está por venir. Esa confianza del público final es la que ha podido dar alas al (acertadísimo) cambio de estilo del diseñador. O más bien, a destapar aquello que estaba ahí pero que hasta ahora jugaba un papel secundario, porque la flamenca de Luis se dejaba llevar por el folclorismo ilustrado que ha despuntado en paralelo a su carrera. Ahora no, ahora parece que esa Serendipia ha sacado afuera un estilo a medio camino entre el barroquismo chic, el juego de volúmenes que retiene el exceso, o las ideas que parecen buscar nuevas formas en la flamenca mirando de reojo a la moda convencional. Lo habíamos intuido en sus anteriores pases, pero ahora se ha realzado a las claras y le ha dado al diseñador una posición o una personalidad bastante marcada. Puede que incluso haya abierto un nicho o una vertiente que hasta ahora no había encontrado la forma de hacerse visible en pasarela.

Contribuye a redondear ese nuevo concepto el uso omnipresente del blanco, de los tonos pastel, del malva, del coral o del amarillo salpicados todos ellos por perlas, lazos o aplicaciones que no buscan el efectismo, sino que acompañan a unos diseños donde una camisa blanca puede dar un punto de glamour interesante, los pequeños volantes dibujan con esmero la silueta femenina o los escotes pueden jugar ese punto de diseño o novedad que a veces se olvida. En pocas palabras, la Serendipia le ha dado a Luis Fernández una obra con la que mostrarse claramente como diseñador (diseñador de diseñar, diseñar de verdad) sin necesidad de ser rompedor, evocando la grandeza con la que debemos tratar la moda y mostrando una faceta de él que, desde luego, le sirve para diferenciarse del trabajo de sus compañeros.

 

En líneas generales: Luis Fernández llena de blancos, colores claros y un punto chic en su flamenca que se presenta con una vertiente muy interesante y en la que la apariencia de elegancia esconde tras sí un elaboradísimo trabajo de diseño y patronaje.

Destacamos: perlas, pastel, lazos, flores. Esta colección podría haber sido más cursi que una copla de la Piquer hablando de los desamores de jovencitas madrileñas de clase alta. Por tanto: ¿A quién hay que agradecer(le) que NO se haya caído en la ñoñería barata a la hora de presentarla?

Nuestra selección: nos quedamos con el body de cuadros vichy y falda naranja, el traje rosa de lunares o el amarillo con lazos.

Puedes contactar con el diseñador por Facebook.
Luis Fernández tiene su atelier en Sevilla. Contacto: 665309202

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