Sakura, arbol del cerezo, flor que emerge en la primavera japonesa y a la que se rinden mil honores a su llegada y caída cual manto rosado. Puede que en Occidente nos suene raro que se llegue incluso a venerar una planta, un arbol o una flor, pero en una cultura tan propia como la nipona la llegada de la primavera propicia la reunión de familias para apreciar uno de sus mayores símbolos: la flor de Sakura. Paralelamente, a miles de kilómetros, muchos nos reunimos en familia para celebrar, a nuestra manera, la llegada también de la primavera. En nuestro caso, y como estáis pensado, nos vamos de Feria.

Y para irnos hasta el Real, Patricia Bazarot propone el que ha sido el mejor y más exquisito acercamiento de los volantes a la cultura japonesa. Vayamos por partes: hemos visto con anterioridad colecciones que ya miraban a Oriente para vestir a una flamenca, de hecho la idea en sí es bastante golosa, pero hasta ahora ha costado ver una colección que plantease una flamenca rotunda, con estilo y trajes ponibles al mismo tiempo que mantenía unos aires japo que le diesen congruencia o solidez a su argumentario. Porque Japón puede flamenquear (tanto que es el segundo pais donde más trajes de flamenca se venden), pero tan fuerte es la personalidad de un kimono como la de unos buenos volantes, por lo que la fusión hasta ahora (y repito: con varios casos en la hemeroteca) ha podido quedar en simple faena aseada. No así en Sakura.

Patricia ha acertado en varios factores. El primero la paleta de colores: si esta es su mejor colección es, entre otros factores, porque ha unido los tonos que mejor le han funcionado en pasarela (pasteles, cálidos o aguamarinas) con aquellos en los que parece sentirse más cómoda (negro, blanco y tonos metalizados). El segundo está en un patronaje de líneas que no se salen del traje de flamenca, de ideas que siguen la tendencia actual, de lunares que salpican los volantes, de flores que recorren los trajes con mucha exquisitez, de gamas cromáticas que saben combinarse y de detalles que introducen de manera leve el vestir japonés. El tercero en recordar que Japón es el ejemplo perfecto de país que sabe unir su pasado con el futuro (hay más de modernidad que de costumbrismo en los trajes). Y, por último, lo más destacado es que la inspiración o leitmotiv de la colección se integra en los diseños como una pieza más, como una prenda que acompaña, pero no condiciona, a unos trajes de flamenca donde quizá la búsqueda de un estilismo elegante haya estado por encima de la fusión cultural.

En líneas generales: Patricia Bazarot firma su mejor colección hasta la fecha con una flamenca inspirada claramente en Japón

Destacamos: los estilismos (ojo a los complementos de Lamágora) están tan bien estudiados que incluso los pai pai quedan como algo coherente en cada salida.

Nuestra selección: nos quedamos con el amarillo de cuello caja, el aguamarina enterizo o el negro con volantes a los lados.

Patricia Bazarot tiene su atelier en Montequinto (Sevilla).
Contacto: 635 99 42 63.
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