Comenzamos el análisis de los diez finalistas de esta edición con Álvaro Hernández, concursante cuya entrada es la más polémica que haya tenido el concurso y que, a día de hoy, hay parte de la audiencia que no termina de entender su puesto en el concurso.

Dibujar un perfil “coplero” para Álvaro no es nada fácil porque no se le ve un referente en el género o un estilo que se ajuste mas a él. Si hemos podido ver una tendencia a llevarse la copla hacia el pop, haciendo que las canciones parezcan baladas o que nos recuerde a Luis Miguel. Original y personal para algunos, desintegrado con la filosofía del programa para otros, lo que si tiene Álvaro es una excelente voz, elegante como pocas y que, como hemos señalado aquí, le pegaba mas estar en OT que estar en Se Llama Copla. Pero es de humanos rectificar y, visto lo visto, preferimos que sea coplero a triunfito.

Tiene además, un toque de galán despreocupado y de dandy, de pasear por el escenario como «Pedro por su casa», dando la sensacion de que tiene muchas tablas para estar ahí haciendo que parezca simple lo que a otros les cuesta la propia vida.

Si tuviésemos que destacar una actuación suya (por encima de las demás) nos quedaríamos con “La Luna y el Toro” porque, si, habrá cantado coplones como “Dolores la Golondrina” o “Capote de Grana y Oro”. También tuvo una gran noche con “Que Sabe Nadie”, pero su capacidad para transformar una canción de pachanga veraniega en una canción elegante es algo de lo que muchos no pueden presumir.



A Favor
: voz muy personal, bien trabajada, domada y elegante. Supone una forma muy distinta de vender la Copla que no se había visto antes en el programa.

En Contra: a pesar de que esta es la “edición de los hombres” el público no le vota lo suficiente y, por mucho que goce del favor del jurado, sus posibilidades de ganar el programa parecen más bien escasas.