La moda puede ser muchas cosas. Una de ellas es sentimiento. Es una forma de expresarse para cada uno de sus creadores, una manera de lanzar un mensaje, de hacérselo llegar a la gente y de que, a través de sus diseños, veamos qué nos quieren contar. La moda también es disfrutar. Sea cual sea tu papel (diseñador, modelo, prensa, espectador, equipo de backstage, etc) en la moda hay que pasárselo bien para que todo sume y nada reste. La moda flamenca, por su carácter, multiplica ese sentir como pocas.
Lo vivido en la tarde del viernes de SIMOF 2018 es muestra de ello. Tal vez esto que leen debería ser un resumen en frío de lo que se mostró en pasarela, pero llevar siete temporadas escribiendo sobre moda flamenca, conociendo sus claros y sus oscuros y viendo pasar a tantos diseñadores me hace cambiar, por una vez, la redacción. Porque solo por lo que vimos ayer merece la pena. La tarde del viernes fue, efectivamente, lo que se esperaba: la mejor jornada del año para los volantes, aquella en la que tal vez se juntaron un peculiar panel de colecciones que supieron unir creatividad y flamenco en un mismo corte. Antes, por la mañana, vimos a una diseñadora con ideas muy claras (Sara Sanabria), o como un jurado empujaba a alguien a la piscina de la flamenca (José Javier León) a la vez que premiaba la precocidad y las ganas de comerse el mundo en forma de volantes de un joven destinado a estar en una tarde como esta (Gil Ortiz). Ya por la tarde los sueños de tres jóvenes que pisaban con mucho respeto la pasarela se hizo realidad: Alonso Cozar, José Galváñ y Consolación Ayala debutaron a su manera y supieron ser ese comienzo que te va a llevar a lo que está por venir. Le siguió el regreso, el de Carmen Raimundo y María José Blay, o ese volver de quién ahora disfruta de otra manera su trabajo, de quién ya pasó por el momento de los inicios y ahora lo ve todo de otra perspectiva. Si debutaba y se hacía mayor sobre la pasarela un José Raposo que se graduó con nota en la llamada categoría profesional. También lo hizo, y por tercer año seguido, una incansable y magistral Verónica de la Vega que no cesa en su lucha de ascender y traer cada año una flamenca más perfecta y armada. Un homenaje a su Granada hecho volantes fue la vuelta de Rosapeula, una firma que recupera SIMOF para integrarse en esa tarde-noche donde todo es diferente.
Pero si hubo quienes supieron que esta jornada era especial fueron sus tres veteranos: Ana Morón celebró 10 años removiendo todo lo que su flamenca ha aportado y haciendo un guiño a la pasarela en la que hemos visto convertirse en quién es hoy día. Javier García llegó a su quinto año con una pureza y una verdad sublime en su flamenca, entregando esa colección que llegaba justo en el momento preciso: si había un momento para él de subir la Semana Santa a la pasarela ese era, sin duda, el de anoche. Y Antonio Gutiérrez mandó la peluca a Siberia rompiendo las costuras, ofreciendo el show definitivo para su colección, recordando que No es No, y haciendo una muestra de compañerismo sin igual subiendo hasta a cuatro compañeros a la pasarela en el que se suponía que era su momento. Hasta Cristina García, que vivió el viernes como invitada a los desfiles y que parecía una niña estrenando zapatos nuevos, acabó subida en esa pasarela en un día que hay que vivirlo de principio a fin si amas la moda flamenca, si quieres estar allá donde nacen las locuras que definirán lo que en un tiempo será la tendencia, si sabes lo que significa todo esto para tanta gente, si eres consciente que detrás de ese diseño hay mucho trabajo y hay que darle su sitio y su momento.
El viernes de SIMOF 2018 fue lo que debía ser y sus colecciones, perfectas, creativas y clásicas, llenaron una jornada que va a haber que ir desgranando diseñador a diseñador. Felicitación aparte para el compañerismo de todos ellos: nadie miró a nadie por encima del hombro, todo estaban en su sitio e hicieron su papel sin hacer de menos a ningún otro diseñador. Incluso quienes ya habían desfilado estaban por allí, ya fuera sentados en primera fila o echando un cable en backtstage…
Os dejamos esta vez solo con las imágenes que hablan por sí solas. Y GRACIAS. Gracias a todos los que ayer sumaron y sumamos para elevar la moda flamenca al altar del que nunca debe decaer.
Final del concurso de nóveles. Diseños de José Javier León (izquierda), Gil Ortiz (centro) y Sara Sanabria (derecha).
José Galváñ, ‘Cuando el alma habla’.
Alonso Cozar, ‘Aleluya’.
Consolación Ayala, ‘Aura’.
Carmen Raimundo, ‘Santo’.
María José Blay, ‘Mis quereles’.
Ana Morón, ‘Carmen’.
Verónica de la Vega, ‘Flamencas armadas’.
José Raposo, ‘West’.
Antonio Gutiérrez, ‘Lo prohibido’.
Rosapeula, ‘Sueña la Alhambra’.
Javier García, Pureza’.
Hoy sábado nos tocará vivir la jornada clásica de SIMOF. Recordad que en nuestro instagram estaremos contándolo todo a pie de pasarela (o de fotocall) y mañana tendréis aquí el resumen por la mañana.