‘Principio y fin’ era el nombre que cerraba la tercera edición de Viva by WLF. No sabemos si fue premonitorio o no, pero la última jornada de la pasarela de Go! Eventos se podría resumir con el nombre de esa colección: Principio, el que puso Javier León. Fin el que llevó José Manuel Valencia. Ambos diseñadores se presentaron con los conceptos más claros y las historias más potentes sobre la pasarela, haciendo flamencura a su manera y, sobre todo, sabiendo equilibrar la balanza de lo clásico con una visión más personal. Entre ellos dos quedaron el resto de colecciones del día donde vimos como las diseñadoras presentes parecen tener sus ideas pero aún les queda para cerrar de manera más clara lo que quieren hacer con su estilo. Y ojo, no estamos haciendo una crítica con tono peyorativo: el origen de esta misma pasarela es el de impulsar a firmas que aún están empezando o que necesitan algo de rodaje, y eso de tener estilo propio muy marcado o el llevar a pasarela una colección donde un hilo conductor lo maneje todo y nada se salga de madre requiere un poco de tiempo, el mismo que obtienes cuando tu clientela te va conociendo, compra tu producto y se queda contigo. Es ahí cuando se adquiere confianza y un creativo puede enfrentarse a nuevos retos en forma de colección o pasarela que les hagan crecer. Podríamos dar nombres de quienes han vivido ya esa evolución, pero eso sería tema de otro post, de momento vamos con el cierre de Viva by WLF:
Javier León, ‘Birlibirloque’. De la Marisol de ‘Cabriola’, a la Rocío Jurado con escotazo en ‘Cantares’. Los años dorados de la costura folclórica reunidos una exquisita colección a la que cada traje se le podría adjudicar perfectamente cualquiera de las actuaciones míticas del programa de Lauren Postigo. Porque Rocío, Gracia y Lola se hubieran subido con esto al Corral de la Pacheca. Y a Encarna Sánchez le habría encantado verlo.
Úrsula Sánchez, ‘Reinas’. Sánchez comenzó relativamente bien su colección: flamencas con toques chic, grandes volantes y búsqueda de las dosis de elegancia que necesitaría una Reina. Hasta ahí repito que bien. Lo que vino después (y que NO aparece sobre estas líneas) prefiero dejarlo sin comentarios.
Alba Calerón, ‘Cositas mías’. Sin complejos y teniéndolo claro: a Alba le encanta la flamenca de romería y toma el perfil más ortodoxo para jugar con él y llevarlo a las tendencias actuales. Una colección clásica pero que no suena a a vista y en la que algunas batas son un sí clarísimo para el camino siempre y cuando seas amante del menos es más (y de los lunares).
Rocío Márquez, ‘En el Real de los sueños’. Tras ver su colección del año pasado la sensación que dejaba Rocío es que tiene sus propias ideas, pero el factor comercial seguía pesando demasiado y dispersando sus ideas. Este año parece repetirse el patrón, si bien es cierto que su flamenca empieza a asomar con más fuerza y promete mejores momentos entre detalles florales y estampados bien elegidos.
Victoria García, ‘V’. Conjuntos de dos piezas de falda o pantalón con blusa, muchos colores, flamencas con volumen y combinaciones donde el resultado a veces invita a ver cada pieza de manera aislada en vez de hacerlo con el estilismo en su conjunto.
José Manuel Valencia, ‘Principio y fin’. Probablemente sea el único de toda la cantera onubense de diseñadores jóvenes que tiene como referentes a los maestros de su tierra. José Manuel viste a la flamenca con la elegancia de Huelva y nos lleva por volantes y lunares que suenan a fiestas en pueblos, a casas llenas de gente en romería y a una propuesta donde cada traje invita a vivir la flamencura que marcan los cánones de la zona. Un homenaje a otro de los bastiones clásicos de los volantes y otro reflejo de que no toda la historia se escribió en Sevilla.