Desde el momento en que la flamenca aceptó que la palabra «moda» iba delante se aceptó también que el traje de flamenca podría tener momentos mejores, momentos peores y momentos que resistirían muy mal el paso del tiempo. La creación del concepto de moda flamenca como tal nos llevó a la par a la creación de un sector donde siguen conviviendo empresas que ahora son firmas consolidadas con diseñadores que se han formado como tal en escuelas. Pero esa consolidación ha tardado en darse y no ha sido hasta la década presente cuando realmente hemos visto un buen número de verdaderos creadores con conocimientos de moda y cultura meterse en flamenca. Antes, su presencia era más testimonial pero igualmente notoria.

Antes de que la actual mayoría de edad llegase a la flamenca, hubo una adolescencia que se dio durante la década de los 2000 y en la cual se trató de huir de todo aquello que oliese a años 90 a golpe de supuesta modernidad traducida en una corriente de diseño que se tomó muy en serio a sí misma y por la que el público se dejó llevar. Eran años de bonanza, de tener mucha pasta, de comprar trajes sin importar precio y, precisamente, dio la casualidad de que lo clásico estaba denostado por verse como antiguo, teníamos complejo de nuestra propia cultura, queríamos ser modernos sin contar realmente con diseñadores que lo supiesen canalizar y ello nos llevó a una de las modas más estrafalarias jamás vistas. Tanto fue el horterismo revestido de diseño que cuando aparecieron Cañavate, Curro Durán, Cristo Bañez y, por supuesto, Vicky Martín Berrocal haciendo moda flamenca de toques clásicos hubo quién los vio como adalids del buen gusto.

Ahora bien, ¿De qué moda hablamos (porque en esa década hubo varias tendencias)? Nos referimos a los estilismos de dos o tres piezas, a los estampados super locos, a las combinaciones de colores sin miramientos y a los trabajos de peluquería y maquillaje de los que muchos profesionales renegarían hoy día. La procedencia de esta reflexión la habeis dado vosotras mismas: hace una semana preguntábamos cuál era el estilismo flamenco del que más os arrepentís y la amplia mayoría hablabais de modelitos que entre 2002 y 2008 fueron lo más en volantes. Para ilustrar el retrato robot de esa tendencia hemos decidido explicarla en 10 pasos que vienen a resumir las respuestas que nos fuisteis dando. Eso sí, para evitar susceptibilidades hemos prescindido de poner fotos de flamenca, pero creemos que tus recuerdos flamencos te ayudarán a completar la lectura del post. Ahí vamos con nuestro viaje en el tiempo:

 

1 El peinado: raya en medio o al lado. Gomina, mucha gomina pero que el peinado tuviese efecto mojado. Se apoyaba también en una cola que se dejaba rizada con su dosis de gomina. El flequillo engominado también acompañaba en algunos casos llegando incluso a cubrir la frente de pelo engominado. Años dorados para Giorgi.

La variante a la gomina eran las melenas rizadas semirecogidas sin flequillo y con cardado que, por algún motivo, triunfaba a pesar de hacer parecer más vieja a toda la mujer que lo llevase.

2 La Flor: ¿De quién fue la idea de poner la flor tamaño XXXL sobre la cabeza, cayendo a un lado y llegando incluso a tapar la frente? Incluso había hojas de flor que tapaban casi la mirada de la flamenca de turno. Luego estaba lo de hacer la flor con las telas del traje. Si a eso le añadimos el punto anterior y el siguiente… de cuello para arriba no vamos bien.

3 Los complementos: Si en la década de los 2010 hemos vivido en complementos la fiebre dolcegabanista que en Lamágora han sabido traducir al lenguaje flamenco de manera magistral, los primeros 2000 fueron los años de Dublos. La firma joyera y de alta bisutería era sinónimo de elegancia y distinción en flamenca, llegando a formar un buen binomio sobre la pasarela de SIMOF con los volantes más codiciados. El problema, como siempre, fueron las copias: el estilo de Dublos, con sus mil piezas componiendo un mismo diseño, se tradujo en bolitas, bolitas, bolitas y más bolitas de colores que rellenaron collares larguísimos, pulseras, peinas, peinecillos y pendientes que, según los casos, llegaban a adoptar formas muy locas en un momento en que la moda flamenca aún estaba verde para asumir el diseño más rompedor sobre sus hechuras.

4 El maquillaje: ¿Os acordáis del momento ese en que se depilaron muchas cejas hasta dejar solo una delgada línea que parecía hecha con bolígrafo pilot? Hubo quién se dejó llevar y lo mantuvo en su look de flamenca. Añadido a los tres puntos anteriores, al gusto por los maquillajes difuminados o ahumados, a los labios solo con brillos y otras cosillas más… Si ya, eran otros tiempos. La pregunta es: ¿Volvieron vuestras cejas?

5 La torerita: empecemos por las partes de arriba y por una de las piezas más denostadas de aquellos años y que, sin embargo, sigue apareciendo en pasarela. La torerita fue realmente la tercera pieza en los conjuntos de flamenca llamados como de dos piezas que se componían de falda, camisa, blusa, corpiño o lo que fuese. Dicha torerita venía a juego en telas y colores con el resto del diseño y a veces venía con cuellos incorporados. El toque perfecto para la flamenca moderno-chulesca.

6 La blusa o camisa: con volantes o sin ellos, con unos cuellos enormes para destacar el escote o, en su caso, con los cuellos levantados. Las había que dejaban el ombligo al aire (cuando no las lorzas) pero, en general, fue un problema estructural: la amplia mayoría de partes de arriba de la época se hacían con poca profundidad, por lo que  con dos movimientos de falda y la camisa ya estaba por fuera.

Complementario a la blusa o camisa está El corpiño: las que se atrevieron a ir más allá, se decantaron por el corpiño en palabra de honor o de tirantas y corte de punta por debajo. Para ellos se usaban telas perforadas o un color más llamativo que el de la falda. A día de hoy muchas flamencas dirán que nunca fueron a la Feria enseñando tripita.

7. El fajín: en una encuesta que hicimos perdió contra la torerita como lo peor que le ha pasado a la moda flamenca, pero… ¿Recordáis ese momento fajín para terminar de redondear el momento de flamenca chulesca con su blusa de cuellos para arriba y todo el decorado? Pues solo diré una coa: se os ve muy felices ahora con los cinturones…

8 Las mezclas de colores, estampados y telas a prueba de ataques epilépticos: habría que preguntar a las casas de tejidos el por qué, pero hace 12 años lo más eran estampados difíciles de explicar hoy día donde casi todos los dibujos o diseños eran bastante planos (sin texturas), con formas bastante exageradas y siempre con dos o tres colores. Nada de bodegones florales con aires modernistas ni nada que definiese al tejido como diseño autónomo. En los 2000 los estampados se entregaron a la geometría y ahora mismo resultan bastante complicados de llevar. Además, el mix de tonalidades de color sin sentido que se revestían de modernidad nos trajeron maravillas como verde pistacho con rosa fucsia o turquesa chillón con amarillo amén del trío verde-blanco-naranja que tan fuerte pegó. Mención aparte para los perforados y a los destrozos que se hicieron con una de las telas más caras y que menos vuelta de tuerca necesitan en flamenca.

9 Las faldas con aberturas, volantes más altos por delante y entalladas. Se quemaron tanto las faldas con volantes de capote y con raja delantera que después… vino la explosión canastera. De todo el conjunto puede que fuese lo que, a día de hoy, se vería como menos hortera.

10 Las fotos: si algo tenemos que agradecerle a instagram es que ha convertido la calle en el mejor aliado del street style, flamenca inclusive. Ahora las mejores fotos son las que se hacen en la calle o a pie de caseta. Lo de hacerse la foto en el dormitorio de tu madre, con el mueble de caoba de fondo o en salón de tu casa con la mezcla de todos los estilos decorativos del costumbrismo andaluz de finales de siglo y con tu foto de comunión de fondo hacen que solo nos quede dar las gracias boom del ladrillazo por el cambio absoluto del interiorismo regional. Bueno, y a Ikea.

Dicho esto, si todavía te quedan ganas de recuperar esas fotos ya sabéis que en CayeCruz tenemos un mail muy curioso y deseoso de veros, si alguna de vosotras quiere compartir su argh flamenco, puede hacerlo enviando su foto a: info@cayecruz.com

 

Nota: y recordad, dentro de cinco años es muy probable que nos quieras saber nada de lo que ahora has llevado a la Feria con orgullo. Es… la magia de la moda.