Castañuelas marcando el ritmo, decenas de curiosos y curiosas acercándose, flamencas de todo tipo, de cualquier parte de Andalucía y volantes de muchos colores que dejaron a un lado el luto del negro y pasaron a la reivindicación de un sector que ya no puede más: la moda flamenca salió de nuevo a la calle y, una vez más, demostró que el traje de flamenca, la flor en el pelo, el estilismo bien hecho o el costumbrismo que estamos «elevando» a días de celebrar nuestra autonomía, sigue siendo uno de nuestros mejores reclamos.

El movimiento LunarOff salió de nuevo a la calle. De 28 de octubre de 2020 a 26 de febrero de 2021. Esta vez con más flamencas, muchas de ellas mujeres que se plantaron allí con su traje con la única intención de apoyar al sector e incluso con esa ilusión propia de un primer día de Feria. Una emoción que recorrió esa carrera oficial que lucía desnuda de palcos (ahora mismo deberían de estar en pleno montaje) pues no habrá ni Semana Santa ni Feria: no habrá Sevilla en primavera en su percepción más genuina. Y la lucha de los volantes es una más para que, cuando se pueda, nuestras fiestas y tradiciones puedan volver y puedan demostrar que somos cultura y somos industria.

La cuestión es si se nos va a escuchar y como ejemplo ahí estuvo la manifestación de ayer: a diferencia de la primera, esta vez el tranvía si apareció en diversas ocasiones durante el discurrir de las flamencas, obligando a parar, a recomponer y a añadir un matiz extra de seguridad a unas flamencas que, como veis en las imágenes, respetaron las medidas de seguridad. Ahora bien: ¿Fue este detalle una forma de saber hasta qué punto la administración nos toma en serio?

Como curiosidad (eso sí), varios agentes de policía nacional felicitaron a los organizadores por el comportamiento ejemplar de la manifestación.

Dudas aparte, el grito por salvar la moda flamenca y el ruido de los aplausos que a veces se transformaban en palmas a compás llegaron hasta el Palacio de San Telmo. Allí se leyó un manifiesto donde se repitieron las consignas y se apuntaron los progresos desde la primera vez que LunarOff salió a la calle, es decir: seguimos igual. Y la situación, por desgracia, así seguirá hasta que la vacuna diga lo contrario.

Quizá entonces, cuando se le vea color a la situación (y no solo a los volantes) haya que salir a la calle para recordarle a las administraciones que, si quieren llenarse la boca con «typical spanish«, lo demuestren de una vez por todas y no vuelvan a aprovecharse de varios sectores donde la ilusión y la pasión de sus trabajadores, que siempre ha podido con todo, empieza a desaparecer.

LUNAROFF EN IMÁGENES: