‘Mía’ (2011), ‘Despertares’ (2012), ‘Ella’ (2018), ‘Influencia’ (2019) y ‘Ahora’ (2020). Los nombres de sus cinco últimas colecciones son un resumen de lo que Cristo Bañez ha sido y será para la moda flamenca. Escribimos estas líneas al poco de conocer la noticia de su deceso en un post que podría redactarse de mil maneras, pero en el que vamos a intentar mostrar una pincelada de lo que nos dejó un verdadero estandarte de la moda flamenca: sus volantes y sus diseños.
Un maestro, una Influencia para muchos de los que llegaron después. Almonteño de cuna, Cristo era perteneciente de esa generación de diseñadores que nos enseñó a amar esa moda flamenca que abrazaba la moda convencional desde las pasarelas allá a mediados de la década de los 2000. Coetáneo de grandes nombres como el folclore sevillano de Cañavate, la elegancia innata de Curro Durán, el toque jerezano de Amparo Macia, el desenfado creativo de Sergio Vidal, el punto racial de Juana Martín, el espectáculo de Vicky Martín Berrocal o el costumbrismo de Carmen Jarén. Cristo se unió a esa generación de diseñadores que renovaron y sentaron las bases de la flamenca que vendría luego poniendo sobre los patrones lo que mejor se le daba: un Camino del Rocío deudor de sus orígenes pero que se dejaba querer por la moda urbana, por la elegancia de la pasarela y por unos escotes, cortes o volantes que dejaban claro que los lunares o mantoncillos más ortodoxos todavía daban mucho más de sí. Y todo eso que Cristo propuso e hizo suyo, bien lo conocen la (exquisita) generación de diseñadores onubenses que en los últimos años han vestido la Marisma de moda y de flamenca.
‘Ella(s)’ como inspiración. En 2018 regresó a la moda flamenca, en su Almonte natal, reivindicando el Rocío como una genuina pasarela de camino y arropado por sus grandes amistades. Logró incluso que Raquel Revuelta volviese a desfilar, como también lo hicieron Elisabeth Reyes, Noelia López, Raquel Rodríguez o una Mercedes Muñoz que se crecía en sus desfiles. Tanto es así que un año después, en 2019 y en la misma pasarela de Doñana, Eva González estaba como una seguidora más en primera fila aplaudiendo el desfilar de su compañera y amiga. Si algo veíamos siempre en sus presentaciones es que casi todas las modelos se entregaban al trabajo de Cristo.
De ‘Despertares’ a ‘Ahora’: el Cristo Bañez de SIMOF. Como canta Manguara, ‘Un año más Simpecao
Y otra vez la misma estampa‘: Propuestas de camino en tonos tierra y remitiendo al caracter rural de la fiesta, flamencas de lunares y colorido para un día de salida y volantes de fiesta que lo mismo te engalanaban para un sábado en la aldea o una tarde de Feria de Abril. La estructura en tres/cuatro actos de sus colecciones era siempre la misma y en todas ellas estaba el nexo común de hacer estilismo de pasarela, el uso de tejidos clásicos con otro menos convencionales que casaban a la perfección y algunos trajes hechos para captar todas las miradas. Ocho años separaron sus dos colecciones en la principal pasarela del sector y parecía que nunca se había ido, pues en ambas veíamos a un Cristo que, sin renunciar a su estilo, fue capaz de leer los momentos que vestía la flamenca del 2012 y el 2020.
Flamenca, siempre Flamenca (y Rocío). Hablar de su flamenca será por siempre hablar del Rocío, de una romería que se queda sin un diseñador que, incluso no estando en activo, apoyaba, aplaudía y se ponía en pie cuando sus compañeros se subían a la pasarela, desde sus colegas almonteños a cualquiera de sus amigos que lo invitaban a los desfiles. De haberlo visto en pasarelas siempre me quedará claro que Cristo Báñez disfrutaba con nuestro sector, que era uno más en la moda flamenca, que él quería que Almonte fuese el epicentro de la moda de Romería y que de una u otra manera, siempre estaba presente. Y con ese legado tan brillante que nos deja de manera prematura, tendremos su recuerdo y seguirá acompañando a quienes van a la Marisma a inspirarse.
Descanse en paz.
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