Desde que la flamenca quiso ser moda, hubo modelos. Desde que los volantes se convirtieron en un reclamo comercial sobre la pasarela, fue necesario unos maniquíes que supieran andar y venderlo.

La historia gráfica de la moda flamenca se documenta con el trabajo de los diseñadores y firmas, pero también con el desempeño de las modelos. Mujeres que se dedicaron a ello por vocación o por pasión y que, al subirse a la pasarela, estaban pasando a formar parte de una historia donde se mezcla amor y devoción. No es ningún secreto que hasta la llegada de las redes sociales, ellas eran los grandes reclamos, ellas eran las que influían, las que hacían soñar a las clientas que iban a los desfiles, las que inspiraban a los estudiantes que veían como imposible subirse a esa pasarela, las que te hacían ver un traje como la maravilla que es. Las grandes modelos de la flamenca son ellas, las que han engrandecido el discurso, han demostrado que esto es moda y profesionalidad y han servido para que diseñadores, fotógrafos, público y medios se enamoren aún más del sector.

Porque son ellas las que nos hicieron amar los volantes, porque un diseño no se vende solo y porque un traje de flamenca, a día de hoy y por más que exista instagram, sigue necesitando de una buena modelo que dé el primer paso con él. Además, para esto no vale cualquiera: hay que tener belleza, pero también talento, profesionalidad y saber trabajar. Premisas que han aprendido todas ellas de sus maestros y que han hecho que a día de hoy nuestras pasarelas estén llenas de modelos en mayúsculas y no de niñas guapas.

A la primera generación de modelos que conocimos en la década de los 2000 va dedicado este post (habrá una segunda parte para las que llegaron en la década de 2010). Son esas mujeres o esas musas que más de uno y de una vio como espectador y pensó «ojalá ella algún día con uno de mis trajes» o, en mi caso particular, me enganchaban cada día más a las pasarelas y a querer mostrar a través de mi cámara el trabajo que ellas y los diseñadores hacían. Eran y son nuestras grandes top models, que en realidad son muchas más, pero que hoy, con estas caras, os pasamos a recordar:

Antes de ir recordando a estas musas, es obligatorio hacer una mención a ellas, a esas famosas y celebridades que durante años han sido reclamo de las pasarelas y han tenido un papel clave y fundamental a la hora de vender, exportar y comunicar la moda flamenca. Desde Laura Sánchez o Eva González abriendo las portadas de los periódicos a una Noelia López que pasó de modelo de casting a invitada principal pasando por reinas de la belleza como Elisabeth Reyes o María José Suárez. Todas ellas han hecho soñar con volantes, han sido musas e inspiración y, a buen seguro, han hecho que más de uno y de una se haya puesto a bocetar un sueño de volantes que, en algunos casos, sí se hizo realidad.

Mónica Rosón. 26 años de carrera en paralelo a las 26 ediciones de SIMOF siendo de las más currantas, profesionales y de las que se prepara a conciencia su cita con la pasarela. En los últimos años ha pasado de tener una presencia secundaria a ser de las modelos más solicitadas por unos diseñadores que, obviamente, se fijaron en ella cuando eran espectadores y soñaron con ver sus volantes desfilados por ella. Y así es: en los últimos SIMOF buena parte de los desfiles en los que ha participado Mónica han sido por parte de firmas de reciente incorporación.

Patri López. O la amas o la odias. O hace el personaje o es la mejor desfilando. O roza lo chabacano o es la más elegante. Temperamental, sin puntos medios y sin dejar indiferente. Patri López ha estado 20 años combinando un andar innato en la pasarela junto con unos momentos que solo le quedaban bien a ella porque es… Patri López. Hay a quién le gusta y hay a quien no, pero si algo hemos visto en su trayectoria en SIMOF y We Love Flamenco es que personaje y modelo han sabido convivir muy bien en la pasarela.

Mercedes Muñoz. El serpenteante movimiento de su 1,80 de estatura es el sello inequívoco de una de las modelos más polifacéticas y versátiles de los volantes. Conocida por todos como Meme, Muñoz está considerada como de esas modelos que te puede defender lo indefendible sobre la pasarela, razón por la que varias veces la hemos visto abriendo, cerrando desfiles o llevando ese look que solo su hipnótico movimiento nos sabría vender.

Lola Alcocer. Una mirada única, una belleza que todos quieren en su desfile y un perfil de diva que es consciente de su nombre y marca. Su llegada a We Love Flamenco transformó a Lola en la modelo de cabecera de la pasarela de Go Eventos, dejando claro que ha sabido reinventarse y vivir en las jornadas del Alfonso XIII una segunda juventud donde hemos comprobado como esa mirada de color verde sabe jugar con lo clásico y lo moderno en la flamenca, así como dar la apertura o el cierre perfecto a muchos de los desfiles.

Carmen Bascón. Con una trayectoria más que reconocida y con una sonrisa que delata una de las personalidades más tiernas y amables que puedes conocer en el sector, Carmen Bascón fue de las primeras modelos en destacar en el SIMOF que empezaba a crecerse en Fibes. En la década de 2010 la vimos de nuevo en We Love Flamenco manteniendo intacta su forma perfecta de desfilar hasta su retirada, que solo rompe para desfilar con Luisa Pérez y José Hidalgo.

Macarena Echevarría. Una altura superior a la media y un aspecto de modelo de pasarela internacional incuestionable. Llevamos años sin verla, pero cualquiera que se dedique a la moda flamenca, y que lleve algo de tiempo, recordará a una Macarena que sabía centrar la atención de todas las miradas en ella cuando desfilaba en SIMOF o en We Love Flamenco.

Laura Villalba. Saber andar, saber colocar las piernas y las manos (esto no es tan fácil como parece) y saber poner una pose hierática que la ha acompañado desde sus inicios al día de hoy. Tanto en SIMOF como en We Love Flamenco, Villalba ha sido considerado un referente, un modelo a imitar de como moverse por la pasarela al que se unen unos rasgos que, en sus comienzos, destacaron e hicieron de ella una de las modelos que más veces ha sido requerida para publicidad y editoriales de firmas.

Raquel Lozano. Irreverente, respondona, con vis cómica, con desparpajo y… tremendamente profesional cuando sale a desfilar. Remarcamos esto último porque si algo destacaría de Raquel Lozano es que de esas modelos que sale a pasarela y defiende con el mismo ímpetu un diseño que le gusta y uno que le horroriza. Sencillamente no te das cuenta porque ella lo pasea y lo posa con las mismas ganas. A ello se une un físico y un aspecto juvenil que ha pactado con el Diablo cambiado bastante poco con los años y que sigue enamorando a público y diseñadores.

Ángela Cristina Cañas. Considerada durante años la modelo con la talla y medidas perfectas (se decía que si le probabas un traje a ella te servía de guía para el resto de sus compañeras), Ángela Cristina es también una de esas modelos que sabe adaptarse a cada situación o desfile, pasando de la seriedad a la interpretacion es escaso segundoss y dejando, casi siempre, uno de los perfiles más identificables de los volantes. Además, durante años una imagen suya con un mantón de manila ha sido usada en miles de carteles relacionado con flamencas o Ferias.

Marina Serrano. En la historia de las pasarelas hay modelos que han contribuido (de una manera correcta y sin buscar llamar la atención) a sumar y a aportar mucho a la misma. Marina Serrano es una de ellas: su carácter discreto y su forma de desfilar adecuada a lo que pide un desfile ha hecho que su nombre sea fijo en el casting de SIMOF. Además, clava las poses ante los fotógrafos sin fallar. Este año recibió el premio de mejor modelo pero quizá hubiera sido mejor en 2019, coincidiendo con el 25 aniversario, ya que habría sido una manera de premiar, en su nombre, a toda una generación de modelos.

Isabel Jiménez. Pose, mirada y forma de andar hechas de manera casi innata para la flamenca. A ello se une una belleza con el punto exacto entre mujer andaluza y modelo internacional. Con una experiencia bastante dilatada en el tiempo, Isabel Jiménez ha rejuvenecido en los últimos años hasta convertirse prácticamente en la favorita de muchos de los jóvenes diseñadores que recientemente han llegado a SIMOF y que no solo la escogen para sus desfiles, también la buscan para vestirla de flamenca en la Feria de Abril.

Alejandra Domínguez. Diferente para algunos, niña pija sevillana para otros. La carrera de Alejandra en las pasarelas de flamenca ha sido casi siempre sin medias tintas: o te encantaba o no querías verla. Afortunadamente, eran mayoría en la primera opción. Y razón no faltaba: su perfil era diferente pero cercano, su forma de desfilar dejaba siempre dos poses perfectas para los reporteros gráficos y su aspecto serio, poco o nada tenía que ver con su comportamiento luego en backstage.

Carmen Fernández. Su nombre fue de los primeros que sonaba y su imagen de las primeras que se reconocía en los desfiles antes de que en flamenca pudiéramos hablar de Top. Así permaneció durante casi dos décadas en SIMOF una Carmen Fernández que tenía el respeto y la complicidad de las diseñadoras de siempre junto al anhelo de muchos nuevos diseñadores de verla con sus volantes antes de su retirada.

Encarna Escaño. Su altura y sus medidas coincidían con ese ideal de guitarra española que debía de ser la modelo de flamenca en los primeros años de pasarela en contraposición a la ausencia de formas en las pasarelas convencionales. Así fue como Encarna destacó, por tener el perfil de mujer flamenca a la que ves con el traje puesto y te la imaginas directamente en la Feria. Una cercanía con el público y una profesionalidad a la hora de desfilar que le valió la confianza de casi todos los diseñadores de SIMOF a lo largo de su trayectoria.