Estamos a poco más de un mes no solo para cambiar de año, también de decada. 2020 está a punto de aterrizar y con ello las publicaciones de todo tipo empiezan a hacer los recopilatorios habituales a nivel anual, pero también a modo de repaso de toda la década. Y en CayeCruz nos hemos propuesto hacerlo con la moda flamenca respondiendo a esta pregunta: ¿Cuáles son las colecciones que deberíamos recordar sí o sí o que deberían conocer todos los actores principales del sector (esto es: diseñadores y medios de comunicación)?
La respuesta os la damos con una serie de especiales. A través de 30 colecciones (31 en realidad porque incluimos una de la década anterior) repasamos no solo los nombres que han sido clave o han marcado el devenir de la flamenca, también reseñamos su colección que, por su peso e importancia, tienen un sitio propio en la historia del volante y su legado permanece vigente e intacto. Muchas de estas colecciones, de hecho, podrían seguir desfilando de manera repetida y casi todos sus trajes seguirían viéndose con la misma frescura. Pero al mismo tiempo junto a ese carácter temporal, estas colecciones son el reflejo de un momento, de una tendencia, de una creatividad que se abría paso y luego explotaba en otras ideas o de un gusto o una preferencia que el público abrazó sin poner muchos impedimentos. Estamos, por tanto, ante las colecciones que definen la presente década y las que deberían recordar o saberse de principio a fin quienes pretendan dedicarse a la moda flamenca (como diseñador o como prensa) con una base mínima, contrastada y en contexto del sector en que se mueve. La lista como tal podría completarse, modificarse o variarse ya que hemos tenido muchísimas propuestas y muchísimos diseñadores, pero el objetivo de este especial es resaltar la contribución de una colección más que decidir cuáles han sido las mejores. Ni hacemos de más, ni hacemos de menos, solo hemos pretendido dibujar los perfiles de las flamencas de los 2010.
2014-2015: de la consolación de We Love Flamenco al cambio de aires en SIMOF.
Después de abrir el camino con un primer año comedido, We Love Flamenco alcanzaba su segunda edición con 4 jornadas completas de desfiles y a los que se sumaron bastantes nombres nuevos. Quedaba mucho por hacer, pero ya en ese 2014 se podía intuir que en el Salón Real del Alfonso XIII se darían cita el grueso de firmas clásicas que visten a muchas flamencas de la Feria de Abril junto a otras venidas de Huelva y unos talentos jóvenes a los que, en principio, costó ubicar en la pasarela.
En 2014 también vivió su 20 aniversario SIMOF: tras un 2013 olvidable con apenas 20 desfiles, la pasarela de Fibes y Doble R se reforzó con la llegada de nuevos diseñadores que la conocían bien y querían apostar de verdad por ella. Fue aquí cuando se inició un cambio de mentalidad que a día de hoy sigue y que ha permitido que SIMOF vaya variando su posicionamiento hasta ser la pasarela creativa por excelencia. Sin ser ninguna de ellas dos compartimentos estancos, lo cierto es que desde ese 2014 se pudo intuir que We Love Flamenco destacaría por sus firmas clásicas, mientras que SIMOF lo haría por los jóvenes que quieren renovar los volantes.
2015 sería un año de asentar las bases de lo que se vivió en 2014, con We Love Flamenco ampliando su nómina a 5 días o con nuevos nombres entre los que estaban algunos regresos que dejaron un poco frío al espectador: ni Cañavate, ni Curro Durán, ni Sergio Vidal echaron abajo la pasarela como se esperaba, las sorpresas vinieron por nombres que, en ese momento, eran bastante menos conocidos. Si lo hizo en SIMOF una Cristina García que se llevó por delante una edición en la que, se suponía, la protagonista debería haber sido Vicky Martín Berrocal, que también regresó para celebrar sus 10 años en flamenca.
De estos dos años nos quedamos con ocho colecciones en las que nombres consagrados dieron claves actualizadas de su estilo mientras que otros nuevos creadores labraban su futuro (y el de muchas flamencas).
9. Eloy Enamorado: Con El Tiempo (2014). Seis trajes le bastaron para llevarse el primer titular del 2014 en flamenca. We Love Flamenco vivía por primera vez su concurso de nóveles y se estrenó con una de las colecciones que, sin duda, forma parte de la década: el barroquismo o la inspiración sacra se han intentado llevar en varias ocasiones a los volantes, pero casi siempre de una manera que no sabía acertar o en la que era obvio que faltaba presupuesto y, sobre todo, sentido del gusto y de la moda. Eloy Enamorado supo encarminarlo vistiendo a sus flamencas de mujer barrocas o, lo más importante, sin parecer unas Dolorosas y no solo se llevó un premio, también hizo que un perfil de estilo que se identificara directamente con él. Perfil que se desgrana en los trajes que componen la colección y que, a pesar de que son pocos, definen y condesan la filosofía de su autor.
10. José Luís Zambonino: Doña Carmela (2104). La sonoridad de su apellido y el hype creado en torno a su figura hicieron que fuese uno de los nombres clave del primer We Love Flamenco, pero fue su segunda colección la que elevó considerablemente su categoría. Zambonino probablemente utilizara la flamenca como el trampolín perfecto para vestir a novias y madrinas, faceta en la que por cierto brilla por sí mismo, pero al menos (y a diferencia de otros compañeros) sabía lo que tenía que hacer si iba a una pasarela flamenca: poner volantes y hacer trajes de verdad para Feria y albero. Y los suyos hacían las delicias de esas chicas ansiosas de ir al Real o al Rocío cbajo ese rollo con estilo y fashion que permanecía huérfano desde que Vicky Martín Berrocal dejara de desfilar. ‘Doña Carmela’, además de perfeccionar la fórmula de su colección precedente en la que las flamencas de Feria y de Romería se dibujaban sin apenas una frontera estilística, también alumbró a la gran protagonista de los complementos de la década: Lamágora.
11. El Ajolí: Todas mis flamencas (2014). De igual manera que a Lina se le dio su sitio el año anterior, sería en 2014 cuando We Love Flamenco hizo lo propio con la figura de Pepe Jiménez. La casa onubense debía y merecía ocupar su puesto como una de las firmas maestras de la flamenca, y es esta pasarela donde han encontrado el altavoz perfecto para ello y para acercarse a las nuevas generaciones. Su colección ‘Todas mis flamencas’ es el mejor ejemplo: desde la combinación de estampados, hasta los canasteros generosos en vuelo pasando por los mantoncillos de grandes flecos. La silueta de la flamenca de El Ajolí se redibujó y encontró un nuevo punto de partida en esta propuesta que respondía a la máxima que nada mejor que la experiencia para combinar lo clásico con unas buenas dosis de tendencia.
12. Ana Morón: Sevilla (2014). Realmente habría que remontarse a 2012 para hablar del origen del actual Viernes de SIMOF (esto es, el día D de la moda flamenca). En esa edición fue cuando debutó Ana Morón, pero por aquel entonces esa tarde apenas tenía tres desfiles. Todo cambió en 2014 y, concretamente, tras conocer la visión de ‘Sevilla’ que ella nos ofrecía, fuimos conscientes de que algo cambiaba, de que había una nueva generación de jóvenes que estaba llegando a la moda flamenca y que tenían mucho que aportar y que decir en los volantes. Ana abrió el camino en 2012 y dos años después su tercera colección en pasarela cambió muchas mentalidades. La idea que se había tenido de quienes no eran clásicos no tenían sitio se desterraba para dar paso a un tiempo nuevo. Curiosamente, la premisa de esta colección no podía ser más clásica o costumbrista, pero lo cierto es que esta Sevilla barroca, modernista, torera o puramente artística enamoró y a día de hoy es una de las colecciones que hay que saberse de memoria para entender el devenir de la flamenca actual en la que, como veis, el patrón lo dice todo.
13. Amparo Macia: Auténtica (2014). Lanzamos una pregunta: ¿Cómo se debe regresar a una pasarela cuando llevas años sin pisarla? La respuesta la daba Amparo Macia regresando siete años después a SIMOF: debes hacerlo con una colección que sea la que te hubiese correspondido hacer si NO te hubieras ido. Nada más y nada menos. ‘Auténtica’ era una propuesta en la que se unía la marcada personalidad gitana de la flamenca de Macia con las tendencias actuales del sector. Por el camino dejó varios trajes que se han copiado hasta la saciedad (empezando por el negro y rojo con el que Jessica Bueno abría el desfile) y otros diseños que sentarían ciertos precedentes o que actualizaban ideas como las faldas de volantitos, el uso del punto, los escotes altos o el volante de clavel que, por muy de moda que se pusiera, ella lo hacía a su manera.
14. Juana Martín: Amaya (2014). El tiempo, y nada más que el tiempo, le dieron la razón a la colección con la que, a día de hoy, Juana Martín se ha despedido de SIMOF. En su momento ‘Amaya’ fue criticada precisamente por lo mismo por lo que ahora podemos reconocerle su valor: los volantes de pétalos, las asimetrías, los escotes que llevaban la feminidad al límite, la combinación del blanco y negro, el uso casi en exclusiva del mikado o los diseños de fiesta aflamencada generaron mucho debate en un público que parecía pedirle más a la cordobesa. Pero ese más se ha ido disipando con el paso de los años en los que hemos comprobado que, quizás, los volantes no nos dejaron ver que esta era la colección con la que Juana Martín buscaba reinventar su flamenca. Reinvención que, por cierto, ha estado llevando a cabo en su Córdoba natal.
15. Manuela Macías: Flamencas por bulerías (2015). De nombre de colección a sobrenombre de la firma. Tanto fue el peso de esta colección para la casa onubense que, desde entonces, sus flamencas son siempre por bulerías. Razón no faltaba: en este desfile vimos varios trajes que se hicieron virales por sí mismos (especialmente el de encaje que vemos en el centro) y con ellos Manuela Macías nos trajo ese estilo clásico y onubense a medio camino entre la Feria y la Romería en los que los volantes canasteros en faldas conviven con partes de arriba en las que escotes y mangas (buena predilección que tienen en esta firma por ellas) se alzan como protagonistas. El resultado final fue tan redondo que, a partir de entonces, las colecciones de la firma se comparaban automáticamente con esta.
16. Cristina García: Contigo. Y llegamos a ‘Contigo’. Y lo tengo que decir: si te dedicas a la moda flamenca como estudiante de diseño o, más todavía, eres una de las personas que está detrás de una de las miles de cuentas que hay por instagram sobre moda flamenca y no sabes que es ‘Contigo’ hazte un favor: Para lo que estés haciendo. Para de leer este post, ve a Google y busca este desfile y esta colección al completo. Y APRENDE. No conocer ‘Contigo’ y pretender ir de entendido/a de la moda flamenca es como ir de periodista deportivo y no saber quién marcó el gol con el que España ganó el Mundial: directamente un despropósito. Y lo digo a boca llena. Esta colección es un hito de los volantes, una apuesta personal de Cristina García en el que confluyeron su gusto por el volumen, un dominio de la técnica del mismo resuelto con bastante solvencia, un sentido de la elegancia mezclado con sensualidad muy sutil y un homenaje sin efectismos facilones a una persona que no estaba y en la que no hacía falta llenarlo todo de negro luctuoso ni tener a una imitadora de Isabel Pantoja berreando que se muere de la pena. En vez de eso, Desiré Cordero hizo un cierre de desfile con una bata de cola blanca que puso en pie a una grada de 1000 personas antes de que finalizara el propio pase. Entre ellos bastantes diseñadores de moda que no tuvieron reparos en reconocer la grandeza condensada en esos 20 trajes. Y todo esto es algo de lo que muy pocas personas pueden presumir en nuestro sector.