La moda flamenca y las pasarelas tendrán que esperar. A día de hoy no sabemos si será en 2022 o en 2023 cuando podamos volver a disfrutar de las pasarelas y de las colecciones como lo hicimos hasta el mes de febrero de 2020, es decir, con normalidad. No sabremos en qué condiciones ni con qué ganas volverán los diseñadores, pero lo que está claro es que muchos de ellos no renunciarán a su estilo: si vuelven es porque tienen clientela, y esa clientela quiere elegir y decidir en base a lo que ya ha visto, pero también buscando una sorpresa. Así ha sido siempre: la flamenca se renueva gracias a la moda pero nunca olvida de donde viene (y a donde va: ¡A la Feria!).

Con esa premisa abrimos una nueva sección en nuestra web: en ‘Ayer y Hoy’ vamos a analizar el trabajo de diseñadores y firmas basándonos en su primera colección (por razones obvias en algunos casos será en la primera colección que vimos ya con el blog abierto) y la compararemos con su propuesta más actual. Así comprobaremos como algunos perfiles en la moda flamenca se han ido dibujando, han ido evolucionado y han perfeccionado las ideas, partiendo de una base prometedora que nos lleva al día de hoy. También veremos como ese crecimiento no se ha basado ni en rupturas o cambios de estilo, sino que es el resultado de la experiencia y de conocerse a sí mismo.

Para empezar esta nueva sección en la web nos vamos a fijar en uno de los diseñadores que, sin duda, sabido hacerse con un hueco más que propio en cinco años de trayectoria: Ventura.

El ayer: ‘Zaguán’ en 2016. Jonathan Sánchez comenzó su carrera en la moda flamenca con 6 diseños que se unían bajo el nombre de ‘Zaguán’ y que le valió el premio en la tercera edición de nóveles de We Love Flamenco. Una victoria indiscutible que se sustentó en tres bazas que son necesarias si quieres destacar en flamenca. A saber: ejecución correcta (costura y patronaje de profesional), trajes vistosos con un buen perfil ante la cámara (de fotos) y el número suficiente de ideas como para saber que en esos diseños hay materia prima de la que sacar mucho más partido en el futuro. Por contra, y esto es algo que él mismo reconoció, la colección no tenía una coherencia entre los trajes, pero el resultado y la pasarela fueron tan rotundos que el jurado apenas tuvo margen de maniobra. Y menos mal: cuatro años después si algo podemos decir de Ventura es que se le podría considerar el ganador de ganadores de We Love Flamenco. Para dibujar mejor su trayectoria (y compararla con la actualidad, que es el objetivo de esta sección) debemos pasar al que fue su premio como novel: desfilar como profesional en la edición siguiente con su primera colección.

‘El baúl de la Piquer’ (2017). Vista con la perspectiva actual y con lo que vino después, el debut de Jonathan Sánchez utilizó únicamente los preceptos de la flamenca clásica en el estilismo, en la ambientación y en una parte de los diseños, porque el resto de la colección, sin que casi nadie lo supiera, nos estaba adelantado lo que venía. Y es que en ‘El Baúl de la Piquer’ ya estaba el protagonismo del negro, la presencia del azul en tonalidad real, el gris mezclado con lunares o estampados, el blanco, unas pinceladas en tono tierra o pastel, los juegos y geometrías de los patrones o la apuesta por diseñar y crear sus propios estampados de cara a diferenciar sus trajes. Todos ellos son constantes en la flamenca de Ventura y aquí se presentó en una colección que, de manera explícita, buscaba la cohesión que le faltaba a su predecesora. Al mismo tiempo quedaba hueco para tirar del folclore o de la atemporalidad con esos trajes que siempre estarán de moda así como algún guiño a su faceta de bailaor.

El hoy: ‘Blagostobo’ (2020). Tras recrear Sevilla a su manera ‘Mi Refugio‘ y abrazar sin condiciones la modernidad flamenca en ‘Resiliencia‘ (y terminar de convertirse en uno de los creadores de referencia de la flamenca actual), Jonathan llegó a 2020 con una colección en la que podríamos apreciar que la madurez se estaba haciendo a sus volantes. No es para menos: se ha hecho con un sitio propio en el dificilísimo mercado de Sevilla capital y en su instagram vemos que, efectivamente, sus flamencas van directas de la pasarela al Real. Obviamente esto ya hace que se entre a un desfile condicionado con la expectativa.

¿Cuál sería el resultado? Pues como decíamos, se veía que la personalidad y el perfil de Ventura estaban perfectamente consolidados, no se busca tanto captar la atención con demasiadas novedades, más bien se quiere terminar de poner sobre la mesa lo que ya se conoce. Ello lo logra con propuestas donde el diseño gráfico se llevan el protagonismo, las geometrías se convierten en su mejor aliado y los colores marca de la casa se conjugan sobre la pasarela: negro, azul, blanco con tonalidades pastel o algunos diseños que remitían a la tierra y a la inspiración de la colección (el pueblo gitano errante).

¿Qué tienen en común ambas colecciones? Tal como hemos ido analizando, y aunque visualmente parece que tienen poco que ver, creemos que bastante: hay colores que en cinco años han estado presentes en todas sus propuestas. Ocurre lo mismo con las siluetas: nejas que comienzan prácticamente en el escote, volantitos canasteros dando forma a un volante más grande, mangas abullonadas o con volantes al hombro, brazos desnudos, cinturas marcadas y hasta algún juego de transparencias o detalles en bordados. Queda claro que, a no ser que haya una ruptura, la flamenca de Ventura se volverá a subir a la pasarela con las ideas bastante claras.

El Baúl de la Piquer

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Blagostobo