Parece que está lejos porque quedan 7 meses. Parece que está lejos porque primero está por ver si la Navidad, que queda entre medio, se vive como todos la esperamos, es decir, con normalidad. Y parece que está lejos porque realmente hasta que no estemos pasando por debajo de la portada no nos lo vamos a creer. La Feria de Sevilla 2022, que será en Mayo, parecer que está lejos para la gran mayoría de nosotros, pero los diseñadores no piensan igual.
En cuestión de semanas hemos pasado de tener al sector de la moda flamenca en parada cardiorrespiratoria a una reanimación absoluta: We Love Flamenco prepara con sigilo su décima edición mientras que SIMOF y Andújar ya han puesto fecha para las ediciones de 2022. Por tanto quedan 3 meses para irnos de pasarela, menos de 100 días para que el equipo de Go! Eventos abra una ansiada temporada en el Alfonso XIII y con ello se vea como han trabajado unos talleres que, esta vez, habrán tenido menos tiempo y presupuesto para ello.
Sobre la vuelta a las pasarelas hablaremos en otro post, porque lo que hoy queremos analizar es una situación que muchos diseñadores querían llevar con discreción entre su clientela, pero que ya empieza a visibilizarse en las redes sociales: ¿Cuándo, cómo y de qué manera recogemos los trajes encargados y/o apalabrados de la temporada 2020?
Si nos retrotraemos a comienzos de marzo de 2020 había diseñadores que casi tenían la colección de pasarela ya vendida (o reservada con su correspondiente señal) o con encargos a medida empezados o con las telas ya en el taller. Por tanto, había una parte importante de la producción e inversión ya hecha, se había empezado a cobrar y, en pocas palabras, la temporada iba a medio cocer. La situación en muchos casos llegaba a un compromiso económico lo bastante vinculante como para que las clientas no se echaran atrás por la pandemia, aunque hubo excepciones, dejando todo en manos de un futuro incierto.
Volviendo al momento actual, sabemos que habrá Ferias y Romerías (y Semana Santa), por lo que muchas firmas empezaron hace semanas a trabajar poniendo el foco en dar salida a todo lo apalabrado allá por 2020 con la siguiente premisa: todo tiene que estar entregado y cobrado en Navidades o Reyes. La explicación a esta situación es muy sencilla: la gran mayoría de estos encargos están a medio pagar o casi pagados con un dinero que, obviamente, ya fue empleado en 2020, pero los trajes pueden estar en un estado menos avanzado o requerir de un arreglo que, obviamente, no se va a cobrar. Es un trabajo que requiere tiempo pero que ya está pagado por lo que, cualquiera que esté metido en el sector, sabe que hay que darle salida cuanto antes para que la agenda esté despejada de febrero en adelante.
No es un capricho ni son prisas: hacer un traje de flamenca lleva tiempo, el contexto que se nos va a presentar (esto es, más trabajo en menos tiempo) obliga a planificar y a seleccionar cuidadosamente qué hacer cada día, y esa agenda bien organizada es lo que necesitan ahora las firmas para facturar, para volver a trabajar y sobre todo revitalizarse con nuevos encargos y diseños. La expectativa además para 2022 se antoja muy positiva porque parece que habrá demanda, y a esa demanda de flamencas y de nuevos volantes habrá que responderle. Habrá quién incluso estrene el diseño de 2020 y lo una a otro traje nuevo de 2022. Con todo esto es normal que los talleres quieran, en lo que queda de 2021, despejarse de todo lo anterior: hay que hacer borrón y cuenta nueva en las agendas así como prepararse para lo que viene. Haciendo un simil ahí está el caso de las Fallas de Valencia: uno de los motivos de su celebración el pasado mes de septiembre era para darle su final a los monumentos falleros de 2020, cerrar ese capítulo y permitir que los artistas falleros trabajen para la edición de 2022 y se recuperen. Salvando las distancias el sector de la moda flamenca necesita hacer lo mismo: cerrar el capítulo previo a la pandemia y vivir un genuino nuevo comienzo en el próximo año, por lo que podemos decir que la temporada ha empezado, que en los talleres hay trabajo, que hay muchos trajes esperando y que, aunque no lo parezca, la Feria está mucho más cerca de lo que parece…