A nivel sociológico, uno de los movimientos más interesantes que ha tenido la moda flamenca es el de superar que el sector dependa casi en exclusiva de la Feria de Abril y que el resto de eventos sean cosa residual. Las redes sociales han dado visibilidad y dejado claro que se consumen (y pagan) volantes más allá de Sevilla, otra cosa era lo que sonaba en unas pasarelas, especialmente las dos de la capital, que han entendido que deben ser punto de encuentro de todo el sector y superar esa idea de que los volantes solo son para una única celebración.
En ese contexto es interesante ver propuestas como la de Lorena Rodríguez. La diseñadora de Andújar volvió a pisar suelo sevillano el pasado mes de Enero, en la pasarela Viva by We Love Flamenco, con ‘Fugaz‘, una colección que sobre el papel se inspira en su localidad natal, en Córdoba y en Sevilla. Tres puntos de encuentro, conectados directamente a través de la misma carretera que serpentea Andalucía (la A-4) y en los que Lorena trata de ilustrar como cada ciudad la ha inspirado y le ha hecho moldear su estilo.
Inspiración que en este caso no se confunde con hacer una flamenca complaciente con el público de cada lugar. Nada de eso, de hecho la propuesta de ‘Fugaz’ es bastante representativa del estilo de Rodríguez: trabajo en mangas (con dominio muy bueno en abuyonados), lunares multicolor y desiguales, colores naturales, algún estampado floral y la presencia del naranja (tonalidad que ha tenido su parcela de protagonismo en casi todas sus colecciones). Dentro de que es una flamenca ponible, que no olvida las tendencias y que toma el volumen en casi todos los trajes, el de Lorena es un perfil que ya se reconoce, está perfilado y es obvio que irá creciendo con los años, porque es de esas personas que se le nota que quiere dedicarse a hacer trajes de flamenca.
El resultado además tiene más de esa flamenca de pueblo en sus fiestas patronales que otra cosa. Obviamente muchos de estos trajes acabarán en la Romería de la Cabeza, siendo casi el entorno donde con mejor naturalidad veríamos la combinación de colores lisos, volantitos con pequeños lunares, detalles en las faldas o el talle alto con amplio volumen. Estos volantes nos llevan a final de Abril y a Andújar, se les ve de donde son, a donde quieren ir y de qué hacen gala, ese aire a medio camino entre la romera y los tiros largos de una Feria se unen siempre allí.
A través de pequeñas colecciones (esta ha sido de 12 salidas) Lorena, en su corto recorrido, ha ido mostrando que sí, que ha tomado ideas de otros lugares, pero al final la tierra tira, sus volantes saben donde se moverán y verla desfilar en Sevilla (como hacen también otros paisanos suyos) no parece tanto una cuestión de querer dar el salto a la Feria de Abril, sino más bien una buena forma de presentarse a sí misma y enriquecer el lenguaje de una moda flamenca que tiene tantas formas como fiestas hay en Andalucía.
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