Una de las mejores frases que puedes encontrarte en la moda en particular y en las industrias culturales es que «no hay nada más hortera que el propio miedo a ser hortera». Un momento: ¿Qué es hortera? Pues resulta que lo hortera eran los estilismos de series como ‘Dinastía’ o ‘Dallas’ mientras que el convencionalismo del buen gusto dicta que lo preferible es el aburrimiento supino que son los looks de invitada pija que salen en las bodas reales whoever que ponen en el Hola!. Buen gusto es Adele y Celine Dion, Britney Spears con pelucas del Primark resulta que es mamarracherío. Pues muy bien, pues molt be, pues adiós.

 

Podría seguir con mil ejemplos (hay un libro sobre este tema), pero quedémonos aquí, quedémonos en que Julián Ortiz ha desterrado el punto de seda, el color block, los guantes de antelina, los tocados o pamelas y los estilismos carentes de actitud o personalidad que hacen que hoy día todas las bodas celebraciones sean clónicas entre sí. Quedémonos con que Julián ha prescindido de esa lectura comercial y ha hecho lo que le ha dado la gana y a cambio nos ha entregado una fantasía sobrada de carisma, singularidad, nervio y talento. Eso es ‘Paillettes‘: diseños, trajes y estilismos diferentes donde hay de todo: inspiración disco-setentera, aires andaluces, mezclas exageradas de color y de tejidos, algunas ideas algo inclasificables y un denominador común: el de imponer una actitud aguerrida y empoderada para la mujer cual top model noventera. Ese pastiche, a pesar de lo disperso que puede llegar a verse, guardaba bastante cohesión pues Julián sabe como guiarnos por esa noche de discoteca que fue el desfile en la que él mismo parece haber seleccionado los cuarenta mejores looks entre las travestis mujeres que allí estaban. Y recuerden: nadie se acuerda nunca de la que va correcta, pero seguro que muchos si recuerdan a la que viste de ‘Paillettes’.

En líneas generales: Julián Ortiz vuelve a mostrar que se puede hacer una colección de moda extensa, completa y en la que todos los estilismos pueden brillar con personalidad propia. ¡Ah! Y que en una pasarela no hay que tomarse tan en serio.

Destacamos: la selección de tejidos, siempre de 10.

Nuestra selección: nos quedamos con el vestido corto en morado, el mono de plumas o el traje largo en lamé y lentejuelas.

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Julián Ortiz tiene su tienda en Sevilla, calle Chicarreros 2.

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