Faltan menos de dos meses para que la temporada 2019 sea un hecho y veamos por fin qué nos han preparado las grandes firmas del sector para las próximas fiestas andaluzas. Más de 100 desfiles y miles de propuestas entre las que habrá muchas novedades, nuevas tendencias, ideas creativas y una demostración de que la moda flamenca evoluciona, cambia, se reinventa y tiene una riqueza infinita. Eso sí, lo que no varía tanto es la percepción de cierto público: una vez más, cuando creamos que cierto discurso estaba superado, nos encontraremos a quién nos diga una batería de frases típicas propia de quién ha demostrado no entender nada. No ha entendido que la moda flamenca es moda, que cualquier sector económico debe renovarse para atraer clientela o que un desfile es el momento que tiene un creativo para soltar sus ideas. Si en estos años has seguido las pasarelas y has visto con atención los desfiles te darás cuenta de que sí, de que hemos cambiado, lo seguiremos haciendo y que hasta lo clásico varía de un año a otro porque se tienen que adaptar a los gustos de la clientela. Por ello, recuperamos cinco tópicos y os explicamos por qué deberían quedarse en el cajón:

Diseños de Antonio Gutiérrez, Juan Boleco y José Raposo. No son trajes de flamenca, pero nos encajan más en la Feria que ciertos vestidos de punto o mikado acompañados de clutch o pamela…

«Eso no es moda flamenca»

No es moda flamenca el 80% de los trajes de novia que vemos cerrando desfiles y aún así nos los tragamos. No es moda flamenca el 90% de los vestidos de fiesta de mikado con pamela que vemos en los desfiles y aún así nos los tragamos. Resulta que eso se ha asumido en los desfiles, los vemos y no desentonan aunque aparezcan acompañando a trajes con los que no tengan nada que ver. Lo que no se asume (todavía) es que la moda flamenca ha evolucionado, que los volantes y lunares dan mil posibilidades y que ese traje que a algunos no les parece moda flamenca porque se sale un poco de ciertos patrones encorsetados pega más en una Feria que esos looks que los diseñadores intentan vendernos como de «Pescaíto«.

 

Diseños de Sara Sanabria, Gil Ortiz y Javier de León. Todos ellos se pueden pasear por la Feria porque hay quién se los pone.

«Y eso quién se lo pone«

Esa frase la llevamos oyendo en los concursos de nóveles desde… ¿Siempre? Se tiende a pensar que eso es imponible, que no hay manera de llevarlo a una caseta. Y una vez más se nos olvida otro de los preceptos que definen la moda de pasarela: todo lo que se sube a desfilar son un conjunto de ideas donde vemos trajes para llevar a la calle, diseños hechos para buscar la foto, otros para añadir espectacularidad y algunos que sencillamente hacen falta para hilar la colección. Todo eso lo vemos en moda convencional y asumimos que en un desfile de Versace o de Hannibal Laguna habrá cosas que nos pondremos y cosas que no. ¿Por qué en flamenca soltamos ese comentario tan despectivo y no nos paramos a disfrutar y a enriquecernos con las ideas que se sueltan en desfiles? Puede que ese traje se vea como imponible, pero puede que su manga dentro de 3 años la veas en otro traje y te parezca ideal para Feria.

 

Andrew Pocrid cierra sus desfiles con su madre. Y ese ejemplo vale más que muchas explicaciones.

«En pasarela solo se ven trajes para chicas delgadas y jóvenes«

Falso. Primero porque quién puede pagarse un vestido de pasarela (es decir, de más de 800 euros) tiene un sueldo o un patrimonio que se lo permita… y ese tipo de personas por desgracia no bajan (por lo general) de los 35 años. Segundo, si hacemos una encuesta a diseñadores cuyos trajes son a prueba de creatividad, sabremos que muchos les venden a mujeres de cierta edad, con una 44 o que no llegan al 1,65 de estatura. Son mujeres que, sencillamente, quieren ese traje, se lo van a poner y nada ni nadie se los va a impedir. Y eso es lo bonito de la moda flamenca: que auténticos trajazos acaban en manos de mujeres reales.

 

Diseños de María de Gracia, Eloy Enamorado y Alex de la Huerta. Son de 2015, pero en 2019 pasarían en un desfile como uno más sin despeinarse.

«Y si eso es lo que se lleva quiere decir que tengo que dejar mi traje sin sacar»

Este es otro de los comentarios despectivos que a veces cuesta entender, más que nada porque a veces se nos olvida que en moda convencional sucede lo mismo y da igual. Digamos, por ejemplo, que los números de septiembre de las principales cabeceras de moda vienen hasta arriba de un determinado color, de unos estampados concretos o de unos cortes que se repiten hasta la saciedad. ¿Significa eso que tenemos que tirar toda la ropa del invierno anterior? Claro que no: la recuperamos, la seleccionamos y la intentamos amoldar a lo que se lleva ahora de la mejor manera. En flamenca ocurre lo mismo: si el año pasado apostaste por el volumen y este año las pasarelas (y los medios) dejamos caer la idea que los volantes se van a ver sin tanto organdil, no estamos diciendo que tu traje no vale, estamos refiriendo que la moda será esa con toda probabilidad pero, si algo vemos en las fiestas, es que las tendencias conviven, que unas van y otras vienen y que, al final, lo nuevo comparte imagen con lo que hace dos años entró como novedad. Obviamente hay quién no puede cambiar de traje cada año pero, por suerte, rara es la tendencia flamenca que en dos años pasa de la cima al ostracismo.

 

Diseños de Fabiola, Carmen Acedo y Rocío Olmedo. Busquen el canastero en la imagen, búsquenlo…

«Un año más, se llevan los canasteros«

Puedo prometer y prometo que esto lo sigo leyendo año tras año en medios de prensa generalista o en páginas o blogs menos experimentados de moda flamenca. Y lo mejor es que lo dicen cuando hasta quienes creemos que hacen canasteros hace años que se han entregado a nejas enterizas o faldas de volantitos. Decir que se llevan los canasteros así tal cual es tener una imagen distorsionada, que hasta la firma más rancia te dirá que no es así y que, en resumen, la imagen de las pasarelas que tiene esa persona sigue viviendo en 2012. Obviamente se ven canasteros, claro que sí, pero su protagonismo ha cedido bastante, además que la moda flamenca evoluciona, cambia, crea nuevas reglas y nos pone cada año por delante un arsenal de ideas que a veces, por desgracia, se ven ensombrecidas por algunos efectismos.