Llega siempre con el final del verano y en los últimos momentos de la temporada, pero no por ello parece una fecha a destiempo: la Feria de Lebrija ha tenido lugar un año más en la segunda semana de septiembre y, de nuevo, sus flamencas, junto al nutrido paseo de caballos y coches, han sido unas de las grandes protagonistas a nivel patrimonial. Ambos nos han dado las mejores estampas de una Feria que asiste a la pérdida de identidad de un Real en el que cada vez menos casetas cuidan la estética o la decoración, hablando en muchos casos de ausencia de la misma. Ha sido algo muy comentado: mientras la moda flamenca y el sector ecuestre gozan en la Feria de Lebrija de una salud envidiable, la arquitectura de la Feria languidece y solo un tercio de las 46 casetas merecen la pena verlas de cerca o formar con ellas una estampa típica del Real. Se que este no es el espacio para hablar de ello, pero como lebrijano no dejo de echar en falta esas fachadas y esas casetas que eran la Feria genuina de Lebrija y que, sin duda, habrían sido un marco perfecto para las estampas de la Feria.

Lo que sí nos trae a cuenta y por suerte no dejan de sorprendernos son las flamencas: en Lebrija se conocen las tendencias, se sabe qué es lo que se llevan y así lo vemos en el Real. Ya sea con diseños originales, copias, inspiraciones o ideas que se ven como nuevas y frescas (estas últimas suelen ser las que más interés generan), las flamencas de Lebrija saben acertar en su cita y dibujar con sus volantes un Real donde los volantes, el diseño, el sentido clásico y las concesiones a lo modero saben ir de la mano. Así lo hemos ido viendo un año más en instagram en los últimos días y así os lo mostramos por octavo año consecutivo en este especial:

Ernesto Sillero. Todos los colores de Bamboleo se pasearon por el Real. Desde los que tenemos sobre estas líneas hasta el amarillo albero que protagonizaba la parte final de la colección. Sillero no viste quizá a tantas flamencas lebrijanas como pudiese parecer pero si es verdad que, las pocas que hay, se notan de lejos.

La Giraldilla. La familia Romero ha vuelto a llenar el Real de flamencas con su estilo a medio camino entre lo clásico, las tendencias actuales y ese deje rociero que les caracteriza (muchas de sus clientas han estrenado el traje en romería).  Eso sí, como decíamos el año pasado, parece que son las mujeres de la familia las que buscan abrir el abanico de ideas a pie de albero.

Carmen Jarén. Su clientela también es de las que prefiere estrenar en el Rocío y reaprovecharlo en el Real y eso se nota: Carmen ya solo trabaja a medida para una clientela que le ha seguido desde siempre y que ahora, más de 15 años después, prefiere la comodidad de la flamenca clásica.

Twins Eme Dos. Sus intervenciones también son escasas pero contundentes. Marta y María ya cuentan casi como una firma fija para las flamencas lebrijanas que se dejan llevar por el binomio de blanco y negro que las hermanas llevan empleando desde sus inicios. Su futuro no es la flamenca, obviamente, pero raro es el traje de flamenca con su firma que no acaba siendo carne de pantallazo.

De manera casi testimonial pero siempre con una pequeña pincelada, hay diseñadores reconocidos de los que solemos ver algún estreno en la Feria de Lebrija, como es el caso de Javier García (izquierda), Pedro Bejar (centro) o Javier Jiménez (derecha). Ya sea por clientela fiel o por esa flamenca ocasional que busca algo diferente en los últimos coletazos de la temporada.

En lo personal, mi hermana María bajó este año tres jornadas a la Feria apostando por trajes ligeros en peso y de aires sencillos por con su toque propio de elegancia como vemos en los diseños de Carmen Raimundo (izquierda), Belúlah (centro) y Rocío Martín (derecha). A todas ellas gracias de nuevo por poner volantes en mi familia.

También he vuelto a encargarme un año más de los estilismos de dos de mis compañeras de Lebrija Televisión para los directos en el Real. Para Mari Ángeles López, presentadora de los especiales, además de llevar trajes de La Giraldilla y Ernesto Sillero, buscamos algunos diseños bastante personales de la temporada como la versión personal de la Sevilla costumbrista de Daniel Robles (izquierda), la gitanería elegante de José Hidalgo (centro) o el inimitable caracter de las flamencas invader de Antonio Gutiérrez (derecha).

En el caso de Cristina Rusiñol, reportera de Lebrija TV que nos mostró ambiente de buena parte de las casetas en los directos, se optó por un estilo más clásico pero muy colorido con trajes como el de Luquita Moda (izquierda), los lunares flamencos de Rocío Martín (centro) o los estampados florales de Belúlah (derecha). Además llevó uno de los días un traje realizado por su propia madre (galería).

Fiebre del volumen… y del negro. Que el volumen se ha asentado en las ferias al mismo tiempo que las pasarelas ya buscan otras ideas no es nada nuevo, por lo que encontrarnos infinitos metros de organdil o cancán en la feria no ha sido extraño. Y lo curioso es que ha habido un color que se ha repetido mucho en los diseños y especialmente en los metros de volantes: el negro. A fin de cuentas es uno de los colores que mejor funciona para las flamencas.

… Aunque sin volumen también hay buenas ideas. La comodidad y el relajar el exceso de metros es la consonancia actual para muchos diseñadores y ya hay flamencas que han tomado nota, y en la Feria hemos visto ejemplos de trajes que saben destacar por sí solos o destacar sin ir a por el efectismo de los 50 metros de organdil.

Protagonismo del celeste. En cualquiera de sus tonalidades o en todas directamente: muchas flamencas se han dejado llevar por el celeste en sus volantes, ya sea haciendo de su traje un color block o combinándolo con otros colores, pero siempre dejando al celeste el protagonismo. A ello ayuda que ya apenas se le ve como el color bebé que hace años se consideraba…

Mangas. De todos los patrones que forman un traje, los que más trabajo han dado este año a los talleres han sido las mangas: con volumen y de tul, de farol, con detalles o aplicaciones en los hombros, húngaras o clásicas. Sea el estilo que sea, esta Feria ha sido la de fijarse especialmente en cómo las flamencas lebrijanas le han dado un aire diferente a sus brazos y mangas.

Segunda vida. En pleno debate sobre la sostenibilidad del sector moda y de como el exceso de producción de moda rápida y consumo efímero, ya hay quién plantea que el producto moda debe ser más duradero o no ser tan de usar y tirar. Lo que viene siendo un reciclaje o un nuevo uso de la ropa. Os menciono esto porque los tres trajes que veis sobre estas líneas proceden de otros trajes de flamenca o de otros trajes de fiesta que han sido reconvertidos y se les ha dado un aspecto nuevo en el Real, dando ejemplo de que la novedad y la tendencia pueden venir de ideas ya empleadas. Justo uno de los retos que trata de afrontar la moda a nivel global.

Antes de pasar a mostraros la galería completa, os dejo también aquí algunos diseños que me encontré por el Real y que me llamaron bastante la atención, bien por la idea, por el color o porque, sencillamente, siempre puede haber quien te sorprenda:

Flamencas en la Feria de Lebrija 2019