Una experiencia inmersiva que iba a redefinir la forma de presenciar los desfiles de flamenca. La semana internacional de la moda flamenca tomó la segunda parte de la supersemana de volantes con la que ha arrancado este 2024 y lo hacía de estreno, volviendo a los pabellones de Fibes y separando sus espacios: mientras que los stands se quedarían en el pabellón central, los desfiles se realizarían en una especie de cubo audiovisual instalado en la nave contigua a la anterior.
Esta apuesta por aprovechar la tecnología por parte de Fibes y Doble R va a precisar de la necesaria experiencia de este 2024 para que en 2025 muchos desfiles mejoren en su dinámica: hubo firmas que, por más que se les haya explicado, cometieron algunos errores de escaleta o combinaron mal los colores que salían en las pantallas y en los trajes a la vez (con la consiguiente contaminación visual o cromática). Pequeños fallos de principiante (realmente en este SIMOF nos hemos estrenado todos los que participamos de él) que han tratado de pulirse en el mismo fin de semana de pasarela pero que, estamos seguros, el año que viene darán mejor resultado. Por poneros un ejemplo: si en 2017 nos fuimos al auditorio, en 2018 el juego de luces de la pasarela fue el mejor que tuvo SIMOF en años (y de ahí tenemos muchos fotógrafos nuestro mejor álbum).
Aún así, a pesar de que los cambios siempre requieren de su tiempo, no tardamos mucho en meternos de lleno en la dinámica de SIMOF desde el mismo jueves por la mañana: teníamos por delante cuatro días completos de desfiles (casi sin descansos) que arrancaron así.
Emprende Lunares. En un horario bastante tempranero y con 8 firmas que nos fueron a presentar sus 6 propuestas para aprovechar su trampolín a SIMOF 2025… o no. Porque siete años después podemos casi contar con los dedos de las manos los nombres que esta plataforma ha aportado al cartel de SIMOF. Y no será porque este 2024 no hayamos visto colecciones que apuntan maneras: había ganas, había esfuerzo y había trajes con buena facturación que, quién sabe, podrían ir a más, aunque la sensación general no pasaba de tener delante trajes bonitos y una flamenca comercial. El tiempo dirá si evolucionan o solo se trata de unas firmas que hacen lo que ya están haciendo como 200 más. De momento felicitar a quienes quisieron llegar a la pasarela de SIMOF y desearle suerte a nivel ventas y repercusión.
Tras este comienzo se daría paso a la pasarela profesional en la que, esta vez sí, el despliegue de pantallas ya hizo acto de presencia junto a las flamencas de firma ya consolidadas, tanto en el sector como en este evento:
Mantones Foronda, ‘Del Cantón a Sevilla’. Rememorando los desfiles de mantones de manila de los inicios de las pasarelas flamencas, con los estilismos inspirados en los años 20, música de Cabaret y reminiscencias a las flappers, Foronda llevó su centenario a la apertura de SIMOF con una propuesta en la que los mantones fueron protagonistas casi en solitario, con acompañamiento de plumas a modo de tocado, collares y grandes pendientes. Una puesta en escena coqueta y seductora que realmente hacía bien las veces del preludio de la presente edición del evento.
Pilar Vera, ‘Canasteras’. Si tuviéramos que definir con precisión cuál es la flamenca de Pilar Vera, bastaría con coger algunos trajes de esta colección. La diseñadora, que venía de jugar con su flamenca en texturas y formas en temporadas recientes, ha apostado este 2024 por lo que mejor se le da: talle a la cadera y volantes canasteros dibujados de todas las maneras posibles en las faldas. Deja, eso sí, algunas blusas con bordados o faldas a la cintura por el camino. La esencia pura de una flamenca reconocible y que esta vez ha dado pocas concesiones a otras ideas.
Sara Sanabria, ‘Peíname Chari’. La diseñadora dedicaba la colección a su madre y a recuerdos de su niñez y curiosamente nos sirvió para conocer nuevas facetas de una Sara Sanabria que amplió el abanico de colores en su propuesta y también en las formas. Obviamente no faltaron los grandes escotes, cuerpos entallados o flores bordadas, pero el uso de coral con morado, el azul o el blanco junto a talles altos, faldas con vuelo o propuestas propias de romería renovaron el repertorio de una diseñadora que se mantiene fiel a su flamenca sensual.
Carmen Raimundo, ‘Las raíces de mi tierra’. Una constante de las propuestas de Raimundo es la elección de unos determinados colores para vertebrar toda la colección. En 2024 han sido el azul del mar, el verde oliva y el amarillo del campo. Tres colores de nuestra tierra para vestir a flamencas de cortes asimétricos, faldas generosas en metros de tejido y mangas abuyonadas. Composiciones elegantes, quizá con tejidos en brillo que no se beneficiaban del juego de pantallas que se estrenaba en este SIMOF, y en los que el resultado invitaba más a una feria estival que a una primavera.
José Galváñ, ‘Farah’. Qué bien se está cuando se está bien. A José Galváñ le gusta el flamenco y la flamenca. También la moda, e incluso hace porque así lo veamos en sus desfiles, pero si algo nos queda claro de sus últimas colecciones es que, cuando él se pone flamenco, pocos pueden decirle media palabra. Porque ‘Farah’ es diseño aplicado a una flamenca ortodoxa. Son volantes, lunares y esencia de lo nuestro aplicado a unos trajes cuajados de ideas que por más que nos suenen, se presentan con aire fresco y novedoso. Esa sería la definición de un desfile de negros, rojos y blancos, volantes de pico, mangas generosas y un tono de celeste/azul que, como veis sobre estas líneas, se desmarca de la paleta en añil de esta temporada.